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—Is di fainal breikdaun, diririridiriririr, diriridiririri. —Cantaba Roier mientras Ama me ayudaba a trenzarme el cabello.

—Y pues que agarra y que me dice, que yo debí haber subido de peso, que bajar no es fácil, y no sé que mamada. Ya con eso quiere decir que me van a hacer la misma mamada que le hicieron a Rivers.

—Nah, es que también no la chingan, Nimu es más baja que tú, y tiene más peso, es más difícil subir de peso que bajar. —Me dijo Rivers. —Todo va a salir bien, Navi, entrenaste con nosotros, eres una chingona.

—Me da igual si gano o no. —Dije como si nada.

—No es por ser chismoso pero Nimu dijo que ya no eras mexicana por hacer contenido en inglés. —Dijo Roier.

—¿¡Qué!?

—Y también dijo que Roier estaba bien nalgón y que si tenía oportunidad le iba a agarrar las nachas y una chichi. —Dijo Quackity, y tanto él como Roier asintieron frenéticamente con la cabeza. —¿Tu crees?

—Soy perfecta, no me enojo, soy perfecta no me enojo.

—Pero también dijo que te iba a dar la arrastrada de tu vida y que disfrutaría verte sangrar del labio porque siempre te pasa eso. —Dijo Rivers.

—Navi, sales en treinta segundos. —Me dijo uno de los de la producción del evento.

—También no es por ser chismosa pero anduvo diciendo de eras bien mamona por no subir de peso. —Asintió la hermana de Quackity.

—¿Por qué todos se enteran de eso menos yo? —Bufé saliendo de la habitación.

—Ijijijijiji, ya estuvo que ganó. —Dijo Roier y Quackity se rió dándole la razón.

Primero salió Nimu al ring, con una canción que desconocía, unos que otros del público gritaban cosas buenas hacia ella.

Ahora no estamos en España para que los alaben, estamos en México papá.

En mi entrada triunfal al ring, comenzó a sonar Heartbeat de Childish Gambino.

Blablablabla finalmente la pelea comenzó. Mi estrategia era que ella me golpeara para cansarse, obviamente yo esquivaba o me cubría. Cuando noté su respiración agitada entonces comencé a atacarla con todo lo que tenía, al modo Rivers Bestia.

No podía escuchar ni madres, más que gritos eufóricos a lo lejos. Ni siquiera sabía si Roier, Ronny y Rivers estaban gritándome o no.

Le di un golpe en la cara a Nimu el cuál la mandó al suelo, ella se levantó rápidamente, pero apenas lo hizo yo volví a darle golpes.

Izquierda, derecha, esquiva, abajo y arriba. y nuevamente se cayó.

La campana sonó y fui a mi esquina.

—Muy bien, muy bien, ya tienes la primera ganada. —Me dijo Ronny. —Sigue así, esquiva lo más que puedas, ya lo tienes.

Rivers me dio agua y comenzó a darme estrategias para ganarle. Sobre todo me recordó las reglas y las partes que contaban para darme puntos a favor.

Mientras tanto, Roier solo me dijo que lo estaba haciendo bien.

Pobre Roier, está bien nervioso por mi.

El segundo asalto llegó, ahora fui yo la que inició los golpes, ella se iba para atrás sin saber cómo reaccionar a mis golpes.

Sin querer le bajé el casco así que el árbitro nos separó un rato para que se lo acomodara.

Nos volvió a indicar que continuaramos así que ahora dejé que ella tuviera el honor de golpearme.

No es por ser mamona, pero pegaba más fuerte mi gata cuando me sapeaba que Nimu.

Obviamente me cubrí mientras me golpeaba, y esquive muchos. Después fue mi turno de darle en su madre, pero sabía que ella había notado mi técnica de comenzar con izquierda y luego derecha, así que ahora fui una izquierda, me cubrí y luego le di dos derechas y una izquierda en la cara, haciendo que ella perdiera el equilibrio y casi cayera.

—No mames, tengo miedo. —Dijo Roier y los dos lo miraron. —Me da miedo que le pase algo, ayer me dijo que le dolía el hombro.

—Confía en ella, va a estar bien. —Le dijo Ronny.

Yo continúe dándole golpes medio a lo bruto, pero golpes igualmente seguros y en donde podían darme puntos. Hasta que terminó el segundo round.

—¿Cómo estás? —Me preguntó Ronny dándome agua.

—Ando chida. —Le dije tranquila.

—¿Cómo estás del hombro? —Me preguntó Roier con preocupación.

—¿Qué..? Ah, ya ni me acordaba. —Le dije. —Me siento bien, no me duele ahorita.

Y el último asalto inició.

Ambas nos estábamos golpeando con todo lo que teníamos, pero dentro de mi ya tenía esa espinita de que me dolía el hombro. Y maldecía a Roier por recordarme eso.

Estábamos a casi finalizar, cuando le di un golpe, y sentí como mi hombro izquierdo se salía de su lugar. Por la adrenalina no sentí nada, así que me hice para atrás.

—¿Qué pedo? —Exclamó Roier.

—¿Qué le pasó? Ella nunca va para atrás. —Exclamó Rivers.

—No mames, su hombro, wey, su hombro. —Exclamó Roier a Ronny al ver qué el brazo izquierdo se había quedado abajo.

Sin embargo yo continúe hasta el final, ya no tenía oportunidades de cubrirme, pero seguí dándole cómo podía hasta los últimos segundos.

Para cuando la pelea acabó, Roier fue hacia mi preocupado.

—¿Qué pasó?

—Me duele. —Jadeé sujetándome el brazo.

Ronny mandó traer un médico así que me revisó y al parecer era una luxación o dislocación de mi hombro, pero no quise irme hasta saber el resultado.

—¡Navi ha peleado con el hombro dislocado, ésto es increíble! —Exclamó Ibai apenas se enteró.

Mi hombro estaba doliendo mucho, pero por suerte el médico ya había puesto mi hombro en su lugar.

—¡Y la ganadora de ésta batalla es... esquina roja, Navi! —Exclamaron y entonces el árbitro me rodeó para después tomar mi mano derecha y levantarla dándome como ganadora.

Al menos valió la pena mi hombro dislocado.

Cinnamon Girl   |   Roier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora