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—Do you remember the timeeee, when we fell in love. —Canté mientras lavaba los trastes.

—Do you remember the time, when we first met, girl? —Cantó Roier secando los platos.

—A mi antes me gustaba Michael Jackson, bueno no tan así, solo me gustaban sus canciones más conocidas, pero creo murió cuando ya había nacido, creooo.

—No mensa, murió en el dos mil nueve.

—Ah caray, ¿Entonces por qué no lo conocí?

—Pendeja estabas en pañales.

—Ah, pues si, nooo, ya estaba entrando en el kinder o ya había entrado. —Le dije enjabonando los trastes.

—Bueno, pero ni siquiera sabias que era un Michael Jackson.

—¿A poco tu sí?

—Pues si, yo ya tenía siete o... creo que ocho, no sé. Pero ya sabía de él. —Murmuró.

—Oh, pero igual me gustaban sus canciones, me acuerdo que cuando mi tía estaba embarazada de mi sobrino el más chiquito, le dije: “tía, si aún no tiene nombre, póngale Michael Jackson”. —Murmuré y Roier soltó una carcajada.

—¿Y si se lo puso?

—Nah, le puso Jorge Alberto, pinche nombre más usado que el metro de ciudad de México.

Roier volvió a soltar una carcajada, haciéndome reír.

—Por suerte yo tuve un nombre más exótico. —Murmuré. —¡Oh, yo conocí a una chica de Egipto, se llamaba o se llama Mohammed Alá no sé qué, pero había venido a vivir acá a México. De hecho su mamá me causaba curiosidad porque usaba el ese como velo, ah, el hiyab.

—¿Ah si? Pues yo conozco a cinco brasileños, cinco franceses, y así.

—No es competencia, baboso. Pero igual mi compañera era muy bonita, me hubiera gustado saber más de ella, quién sabe si ya volvieron a Egipto o no sé, pero me agradaba cuando se encontraba con su mamá, las dos hablaban en su idioma y no sé... siempre me gustaron los idiomas.

—¡Navi, correle wey! —Exclamaron desde el jardín.

Miré a Roier, ambos botamos los trastes y corrimos al jardín.

Ya ahí notamos que Rivers tenía un teléfono, me gritaron que fuera y lo hice, ya ahí tomé el teléfono y lo llevé a mi oreja.

—¿Aló? —Pregunté en burla.

Eres una hija de la chingada.

—¿Má?

¡No sé por qué chingados estás hasta allá! ¡Pero....! Cuídate mucho... —Dijo comenzando a llorar. —Sé que estás muy bien ahorita, tu hermano ya me enseñó los vídeos, no es por nada, pero dice tu hermano que has estado en trend en un tal X, ya eres famosa, Mija.

—Perdón por irme... —Murmuré con la voz entrecortada. —Pero ésta era una gran oportunidad.

Está bien, no te preocupes... pero, mínimo nos hubieras avisado. Te estuvimos buscando por todos lados, hasta pensamos que te... ya sabes. Pero ya después tu hermano me enseñó todo, y está bien que estés disfrutando allá, tu papá también está aquí.

—¿Yari?

Pá. —Dije para después sollozar.

No llores, aguantese cómo las chingonas. Oye, perdoname por todo, vi lo que dijiste de mi, y... perdóname mija, no sabía todo lo que te estaba haciendo.

Continué hablando con ellos hasta que la jefa me habló, y entonces me despedí de ellos. Limpié mis lágrimas y entonces volví con los demás.

—¿Qué pasó? —Preguntó Ari abrazándome.

—Me hablaron mis papás. —Les dije entre lágrimas.

—¿Y qué pasó? ¿Qué te dijeron?

—Pues que me cuidara, que disfrutara de estar aquí y así. —Murmuré en resumen.

—¿Ves? Hasta ellos quieren que te quedes aquí. —Me dijo Roier abrazándome.

Lo abracé de vuelta, solo para seguir llorando a gusto.

—Llora Yaya, llora lo que tengas que llorar.

—Se me van a caer las pestañas. —Lloré aún más y él se rió.

Pero justo en ese momento, comenzaron a escucharse gritos afuera de la casa.

—¿Qué? —Todos trataron de acercarse más hacia donde provenía el ruido.

¡Roier, te amo! —Se escuchó la voz de una chica.

Me separé de Roier, recordando que estaba mal.

Le di una pequeña sonrisa, que más que eso solo era una mueca.

¡Yernito, aléjate de esa bruja Navi!

Me quedé helada ante eso, todos me miraron sorprendidos.

¡Sabi te ama, no dejes que los separen, Roier!

—¡Fuera Navi!

—¡Navi eres una arpía!

—Habitantes, vayan al interior de la casa. —Dijo la jefa y todos nos metimos.

Yo estaba sorprendida, y en algún punto asustada.

—¿Por qué están gritando eso? —Exclamó molesto Spreen.

—Es mi novia y mi suegra. —Dijo emocionado Roier.

—Si, pero tu suegra y más personas están tirándole mierda a Navi. —Le dijo Aldo.

—¿Algo que decir, Navi? —Preguntó Rocío cruzándose de brazos.

—¿Por qué? —Pregunté.

—No por nada esa gente estaría gritando eso, comienzo a pensar que no eres la monedita de oro que ellos creen.

—No sé de qué me hablas.

—Yayayaya, no vamos a generar problemas entre nosotros, ¿Okay? —Rivers miró a todos. —Yo considero que Navi ha sido lo suficientemente transparente con nosotros para no dejarnos creer por lo que la gente de afuera dice.

—¿Pero y si es como en la casa de los famosos? —Preguntó Molly. —Que algunos dicen cosas a espaldas de los demás.

—Oigan, yo no soy así. —Hablé indignada. —Yo en ningún momento he hablado mal de ustedes, de ninguno en realidad.

—Lo sabemos Navi. —Dijo Mariana asintiendo.

—Pues quizás la gente prefiere ver a Navi como una chica que se interpone entre la relación de Roier y su novia. —Siguió Rocío.

—¿De qué hablas?

—Parece que te gusta Roier.

—¿Y como por qué crees eso?

—Por como te comportas, pareces una pickme.

—Ya, Rocío. —Exclamó Rivers.

—Nah, ya, que piense lo que quiera. —Dije desinteresada. —Si quiere pensar eso, me da igual, yo sé quién soy y a lo que vine aquí.

Parece que las cosas no van a ir tan bien como había previsto.

Cinnamon Girl   |   Roier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora