4 Jesse Callum 🔥🔥

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Mayka miró el bolso plateado diminuto y acarició los brillantes que decoraban los bordes

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Mayka miró el bolso plateado diminuto y acarició los brillantes que decoraban los bordes. Buscó su labial rojo y enmarcó sus pulposos labios. Miró el vestido negro elegido para esa noche y decidió hacer un cambio. Se dirigió a su armario y sacó de allí un vestido que había usado solo hacía dos años atrás. En un evento en el hotel Ritz. Rojo sangre, quizás combinaba tanto como el negro de luto.

«Ese vestido es demasiado».

Habían sido las palabras de Linda, su madre. Y, quizás tenía un poco de razón. Demasiado corto, demasiado escotado, demasiado transparente, en fin, demasiado. Mayka rio con picardía y decidió que esa era su noche, así que lo haría. Desafiaría una vez más las reglas de esa casa y esa familia acartonada e hipócrita.

El «Chanel N°5» olía exquisito en su piel, lo esparció cuidadosamente. Esa noche mucho de los inversionistas de la familia estarían allí, quizás alguno era lo suficientemente guapo como para hacerla desistir del consolador que tenía debajo de la almohada. No perdía nada con intentarlo.

—Mira eso, son dos picaduras de mosquito.

—No, creo que son más pequeños todavía.

Mayka miró sus senos y fue incapaz de recordar cuando crecieron, lo que su mente no podía olvidar era el dolor que le causaron las compañeras del internado al que había ido. Es increíble cuando la gente, con total frivolidad dice «las palabras se las lleva el viento». Mayka dudaba que, alguna vez esas cicatrices que habían quedado en su corazón sanaran. Había momentos en los que esas marcas dolían menos, en donde se tornaban casi imperceptibles, pero nunca desaparecían por completo. Y sin importar que ya no recordaba el rostro de las niñas que le gritaban esas cosas, sus dichos se mantenían firmes como una roca. Una de las tantas rocas que rodeaban su corazón.

El vestido no tenía mangas ni breteles, Mayka lo tiró hacia arriba para cubrir lo que debía. Colocó en su cuello la gargantilla de platino y rubí que fue propiedad de su madre. Su cabello negro caía en ondas, el arrebol de sus mejillas era incontrolable.

«¿Qué mierda estoy haciendo?».

Ese vestido era impropio, su cabeza quería controlar la situación y hacer que se lo quitara, pero Mayka no la dejaría. Podía llevarlo con altura, lucía hermosa. Era bella, todos se lo decían, ¿por qué no confiar en un poder más allá de las armas? Mayka era un arma en su perfecta combinación de seducción y letalidad. Una belleza que dejaba en trance a todos los hombres, se lo propusiera o no ¿Y en vez de cuestionar ese poder porque no le sacaba provecho?

Se echó una última mirada en el espejo y dio una respiración profunda.

«Vamos, perra, este es tu momento».

Mayka se colocó los tacones aguja de quince centímetros y entonces decidió bajar a la gala que se celebraba en el gran salón de la mansión. No todos los Callums vivían en ese palacio, de hecho, la mayoría ya no lo hacían, excepto por sus padres y la familia de Jesse. Mayka había pensado muchas veces en marcharse de ese sitio, no obstante, eso significaría dejar allí a su querido primo y era incapaz de hacerlo. Jesse, desde siempre, era su debilidad. Cuando dijo sus primeras palabras y le costaba horrores modularlas, cuando todos reían a carcajadas y las lágrimas brotaban del angelical rostro. Mayka había estado allí para defenderlo. Se hizo más fuerte solo por él en innumerables ocasiones.

Sangre y Cenizas (bilogía SYC) Romance hetero y gay +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora