«Isaac, Owen y Silas van a asesinar a Bryce Morgan».
Mayka revolvía el azúcar una y otra vez en el café que había pedido una hora atrás. Su mente estaba en blanco, se imaginó que un hámster en una rueda de pronto caía y se quedaba exhausto de tanto dar vuelta sin sentido.
Fue algo inesperado, algo intolerable. Mayka odió descubrir que tenía una conciencia más allá de Jesse y su propio dolor. La frase de Ian daba vueltas y vueltas en su cabeza ¿Qué carajo le importaba como terminara «el demonio» Morgan»?
—«Los Callums son como rosas, así de bellos e imponentes. Y cuando te acercas y deseas tocarlos, te das cuenta de que tienen espinas hasta en sus pétalos».
—Una frase fulminante.
—No lo sé, London cree que hay rosas por las que vale la pena sangrar.
El tatuaje que ahora conocía a la perfección, esa imagen en donde se entrelazaba su pasado y el de Bryce. Rosas, espinas y muerte. Tentación y lujuria. Era avaricia desear más allá del placer visual que la embargó en aquel momento. No estaba en sus manos la vida de ese hombre. El celular sonó en aquel instante, y algo en su interior se incendió una vez más. Había tratado de comunicarse con él durante toda la mañana sin resultado. Quizás estaba ocupado, quizás no le interesaba conocer nada acerca de su familia. Ambas razones eran válidas y Mayka no las cuestionaría. Si ella tuviera la chance haría lo mismo que ese hombre que ahora se apiadaba de ella.
—Dominic—respondió en un vano intento de ocultar los nervios en su voz.
—¡Y miren quién apareció!—exclamó su primo desde el otro lado de la línea—Te juro, todavía no creo que me hayas llamado treinta veces.
Mayka se mordió el labio inferior, nadie tenía en cuenta a ese hombre en la familia. Ya no formaba parte de ella hacía varios años cuando decidió ser libre.
—De verdad lamento molestarte.—La mujer cerró los ojos y se aprestó a escuchar la negativa de su primo.
—Tú nunca molestas, Mayka—dijo con sinceridad—. Me da gusto escucharte.
—Dom—replicó con velocidad—, no podemos hablar por aquí.
—Bien—dijo con tranquilidad—. Tienes mi número. Busca la forma.
Dominic cortó la comunicación. Mayka se puso de pie y le hizo seña a la mesera para que buscara el dinero por la cuenta del café que no había tomado y la propina. Salió de allí y encontró la solución a una cuadra de donde estaba. Corrió hasta la estructura de color rojo. Una cabina telefónica, y gracias a Dios por esa antigüedad que todavía tenía espacio en Londres.
Mayka ingresó, cerró la puerta y tomó el teléfono. Cerró los ojos y dio un suspiro profundo. Cargó las monedas y marcó al celular del hombre.
—Hola—se burló Dominic.
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Sangre y Cenizas (bilogía SYC) Romance hetero y gay +18
RomanceHay una leyenda que los valientes susurran y los cobardes callan por temor a una muerte segura. La leyenda de un demonio que se enamoró de la fragilidad de una rosa, de su sonrisa cálida y el océano que se reflejaba en sus ojos. Un demonio incauto q...