—Hay una denuncia masiva de evasión fiscal —explicó Río a sus hijos mientras se preparaban para la peor debacle de su familia.
—No me jodas —dijo Anael mientras ponía los pies sobre la mesa de la sala.
Eric, quien recién había llegado, lo observó con reprensión.
—Afecta a tres de los casinos y al astillero —prosiguió Río, y abrió las hojas de la investigación que la unidad de evasión impositiva les había enviado y que ya estaba en poder de los abogados—. Es solo el principio —advirtió—. Los Callums no se detendrán por nada del mundo.
—¿Crees que nos atacarán? —cuestionó Johana, que siempre se había mantenido al margen de los negocios de su marido, pero esta vez necesitaba intervenir.
—No físicamente. Theodor es más inteligente que eso.
—¿En serio? —ironizó Eric al tiempo que le señala el brazo inmovilizado.
—Era una situación diferente —argumentó Río en su intento por tranquilizarlos—. El objetivo de Isaac, Owen y Silas era el directorio de Olimpia Zeratos.
—Sitio que también perdimos —agregó Anael, y Bryce maldijo—. Las familias de los accionistas firmarán un acuerdo con Theodor en breve. Todo lo hablado y negociado con sus parientes ha muerto junto con ellos.
—Están amenazados.
—Eso no importa, Bryce —expresó Anael—. Ellos quieren evitarse mayores problemas, y si bien no hay pruebas fehacientes de que los Callums hayan sido los sicarios, el hecho de que hayan estado en Nueva York y uno de ellos haya aparecido muerto en el estacionamiento sin duda les debe hacer ruido.
—¿Vamos a ser pobres?
Bryce entornó los ojos ante la pregunta de Felicity, su hermana de veinte años, que se comportaba como una adolescente todavía.
—¿Crees que es lo único importante?
—Es importante —aclaró a su hermano mayor—. Mis amigos no me mirarán si eso ocurre.
—Entonces no son tus amigos, idiota —contestó Samantha, que era un año más pequeña que ella.
—Tú porque no tienes a nadie.
—Ya basta. —Río cortó la discusión infantil—. Estamos hablando de asuntos muy delicados. Si no tienen la madurez para estar aquí, les pido que se retiren.
—¿Las reuniones de los Callums serán así de ridículas?
—Por supuesto que no —replicó Sam—. Ellos no tienen a alguien como tú en sus filas.
Río se puso de pie y afirmó sus manos sobre la mesa de mármol. Las dos chicas guardaron silencio.
—Lo más probable es que debamos pagar multas millonarias. Ellos intentarán asfixiarnos económicamente. Hay deudas que hemos contraído que, si no las pagamos, nos van a generar intereses cuantiosos.
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Sangre y Cenizas (bilogía SYC) Romance hetero y gay +18
RomanceHay una leyenda que los valientes susurran y los cobardes callan por temor a una muerte segura. La leyenda de un demonio que se enamoró de la fragilidad de una rosa, de su sonrisa cálida y el océano que se reflejaba en sus ojos. Un demonio incauto q...