1 En llamas 🔥

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«El miembro fundador de nuestra familia fue un hechicero, cientos de personas recurrían a él por sus dolores y premoniciones

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«El miembro fundador de nuestra familia fue un hechicero, cientos de personas recurrían a él por sus dolores y premoniciones. Podía mirar a la muerte de cerca, y decir en qué momento caería sobre alguna pobre alma atormentada. Nadie dudaba de sus videncias, y el reconocimiento hacia él y su linaje se tornaron eternos. Con el tiempo, los Callum ya no nos dedicamos a profetizar la muerte, nos convertimos en ella».

Theodor Callum.

Tanzania, en algún lugar de la Sabana africana.

Mayka respiró el aire caliente y contuvo el dolor ante las quemaduras en su piel lechosa. Llevaba al calor del gran astro celestial más de seis horas. Agazapada, con el corazón inquieto ante la posibilidad de fallar en un objetivo por el cual había rogado. Un objetivo, un punto donde demostrar que valía, sin importar su sexo.

Mayka era una Callum, formaba parte de un clan de asesinos de antaño. Un clan que había trascendido reyes, batallas, gobiernos, pestes, enfermedades, debacles económicas, persecuciones y seguía en pie. Las palabras de Theodor, su abuelo, pasaban una y otra vez a través de sus oídos.

«Con el tiempo, los Callums ya no nos dedicamos a profetizar la muerte, nos convertimos en ella».

Una frase insoslayable, soberbia, propia de un ser que se sentía divino, un ser sin escrúpulos al igual que la mayor parte de los miembros de su familia. Una frase irónica cuando se trataba de Mayka. Nadie confiaba en ella para matar, para hacer una actividad que su abuelo, padre, tíos, hermanos y primos hacían con la misma frialdad y tranquilidad que beber un café en un restaurant.

—Soy la indicada.

—No lo eres, y nunca lo serás.

Quizás, su hermano Owen tenía razón, tal vez solo era una niña tonta que pensaba que estaba hecha para la guerra, sin embargo, no estaba en su naturaleza rendirse. Los Callums no se rendían, no sabían cómo. Mayka no les temía a los depredadores que, con seguridad, merodeaban la zona. Uno no les teme a los leones cuando ha nacido entre hienas, sin importar lo peligrosos que sean.

«Hienas».

Eso es lo que eran los miembros de su clan, al menos la mayoría. Hombres letales en todo el sentido de la palabra. Calculadores, oportunistas, altamente entrenados desde muy jóvenes. Hombres para los cuales el único código que existía era el de la familia.

«Vida, muerte, vida».

Siempre preparados para la muerte, siempre listos para llevar ante ella al que se interpusiera en sus objetivos. Hombres con una confianza inquebrantable en sí mismos, en su poderío, en su capacidad de manipulación, y por supuesto, una seducción innata.

«Para bien o para mal, somos irresistibles».

Quizás Ian, uno de sus primos, y uno de los pocos que Mayka estimaba tenía algo de razón en su soberbia desmedida. Imbéciles guapos que siempre se salían con la suya. Tipos que no cedían terreno a nadie, ni por nada, ni siquiera cuando uno de los suyos estaba en peligro. El todo siempre era mayor a las partes.

Sangre y Cenizas (bilogía SYC) Romance hetero y gay +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora