Hay una leyenda que los valientes susurran y los cobardes callan por temor a una muerte segura. La leyenda de un demonio que se enamoró de la fragilidad de una rosa, de su sonrisa cálida y el océano que se reflejaba en sus ojos. Un demonio incauto q...
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Cuando los Callums hablaban del bastardo hijo de Joseph todos se persignaban. Era un secreto, uno que se paseaba por donde quería, recibía los trabajos que quería y no necesitaba rendirle pleitesía a Theodor ni mucho menos al hijo de puta de Joseph.
Jared era una vergüenza, una prueba de la infidelidad, de que la «perfección» que buscaba Theodor era inexistente cuando lo que tenía bajo su mando eran seres de carne y hueso con deseos y lujuria.
Jared era medio hermano de Ian Callum, el primo favorito de Mayka junto a Dominic. El problema es que Ian odiaba a Jared, o era muy bueno disimulando el desdén. Nadie sabía a ciencia cierta donde vivía, es decir tenía una casa en Londres, pero nunca estaba allí. Solo unos pocos tenían su teléfono para contactarlo, por lo que negociar con él o solicitar un «trabajo» era un privilegio de pocos.
Esa noche el aire se tornó denso, la neblina característica de Londres era una bruma espesa que cubría cada espacio. Mayka se enfocó en el Támesis, en ese río que tenía más historias guardadas que su propia familia durante siglos.
—Pero, miren a quién tenemos aquí.
Mayka entornó los ojos cuando esa horrible voz sonó desde atrás de ella.
—Llegas tarde—replicó la mujer enojada.
—Solo cinco minutos.
—¿Cinco minutos?—Mayka frunció el ceño—¡Hijo de puta llevo una hora aquí como estúpida!
—¿Y ahora es mi culpa que seas estúpida?—ironizó el hombre—. Cúlpame de la tardanza, no de tus defectos.
—Eres insoportable.—Mayka contuvo las manos en su chaqueta, quería estrangular a ese idiota que se acercó y se cruzó de brazos frente a ella.
—¿Enojada princesa? Cuidado, no te conviene.
—No me llames princesa, odio cuando lo hacen—replicó la mujer entredientes, cansada de luchar con ese idiota.
—Está bien—Jared levantó las manos en señal de rendición—¿Qué es lo que necesitas de mí?
—Un vuelo a Nueva York, necesito estar allí la mañana del jueves.
—Bien—Jared chasqueó la lengua—, es decir que tengo menos de treinta y seis horas para planear el vuelo. Lindo.
—Y voy a necesitar apoyo en terreno también.—Jared frunció el ceño y comenzó a reír.
—Bueno, prima, creo que hemos llegado a un punto sin retorno. Dime, ¿a quién vas a matar en Nueva York? ¿Y por qué no le pides apoyo a tu gente?
Mayka lo observó por un momento, y luego desvió la mirada. Cielos, era más fácil decirlo que hacerlo.
—Habrá una reunión entre los miembros de la nueva cúpula de Olimpia Zeratos.
