8. Una taza muy cara

305 54 150
                                    

••• POV Alex •••

Supongo que Nichols no se va a rendir con eso de ser amable hasta no llevarme a la cama, cosa que desde luego, no va a suceder ni en un millón de años. Sonrío mientras sirvo agua caliente en mis dos bien servidas cucharadas de café dentro de mi taza nueva.
¿Quién carajos se gasta $200 dólares en una tonta taza con un diseño de Yiquiao Wang? Y sí, se supone que ese hombre es un gran pintor, pero no tengo idea de quién rayos es.
Pero la taza es linda, con diseños de manos de colores y unas ramas de un árbol de café, aún así yo no me la habría comprado jamás, pero supongo que Nicky puede permitírselo.

Bebo un sorbo y me sabe a gloria. Es cierto que no es el mejor café que he probado en mi vida, pero parece que en esta empresa no escatiman en cuestiones de café, pues aunque es café soluble, me resulta delicioso. Sin contar con que hace días que tenía que comprar el americano más barato de la cafetería y debo admitir que incluso éste café soluble es más rico que aquel.
Supongo que cuando Nicky va allá es solo para ver a esa chica italiana que parece que está tratando de no hacerle demasiado caso a mi nueva amiga, pero si me dieran opción a hacer una apuesta, estoy segura de que eventualmente Lorna va a caer en las garras de Nicky.

Basta ver cómo le rellena su taza de café una y otra vez en el momento más preciso, y esas sonrisas casi tímidas que le entrega cada vez que la galantería de Nicky se hace presente y la sonroja.
La chica es agradable y entiendo por qué le gusta a ricitos, pero si la quiere solo para una aventura de una noche, entonces debería considerar dejarla en paz. Aunque yo no soy quien para pedirle comportarse de alguna manera.

—Alex...— escucho a mis espaldas y juro que si va a reclamar por estar bebiendo café ahora en una taza que voy a reutilizar, juro que no voy a quedarme callada.

—¿Sí?— la desconfianza en mi voz es evidente.

—Hola...— mira la taza en mis manos y sonríe —Buen día, Zac me pidió que te trajera ésto.

Me extiende un enorme libro, algo así como una enciclopedia de bichos que me hace sonreír.
Nicky tenía razón cuando dijo que el niño era muy fácil de querer.

—Oh...

—Si no lo quieres leer, puedo dejarlo en mi oficina y la próxima semana llevárselo de regreso con la noticia de que te ha encantado. Sé que no eres muy fan de los niños, y...

—No, está bien.— dejo la taza en la mesita del café y tomo el ejemplar —Es un lindo gesto. Felicidades, se nota que haz hecho un gran trabajo educándolo.

—La verdad es que no puedo decir mucho, después de todo es mi hijo y yo lo veo como la octava maravilla.— sonríe de forma hermosa y brillante —Pero tú le has caído bastante bien, no para de hablar de ti.

—¿Es en serio?— sonrío.

—Sí, incluso mi esposa ha preguntado quién eres y él le ha explicado que trabajas en la recepción.

—Espera, ¿le dijiste que tú y yo..?

—Oh, no.— niega —Por supuesto que no. Una vez que estás casada sabes que mantener la estabilidad emocional de tu esposa es primordial antes que contarle todo de tu vida.

—Ya veo.— le digo bajando la mirada hacia el increíble escarabajo tornasol en la portada —No creo que le guste mucho saber que tuvimos historia y que yo estoy aquí.

OLVÍDATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora