46. Otro trato

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••• POV Piper •••

Ayudar a una Alex ebria a ir a la cama definitivamente no era mi plan al ir hasta su departamento luego de que me dejara desnuda y abandonada entre mis sábanas.
Me dolió saber que Alex había decidido ir de fiesta con Nicky que quedarse a dormir conmigo, pero supongo que no todo el tiempo tiene que estar conmigo, ¿o sí?

Por otro lado, me ha sorprendido sobremanera la decisión de Zelda, y aunque no es como que quiera indagar sobre su cambio de opinión, pero es bastante extraño el hecho de que de pronto haya decidido que está bien compartir la custodia de nuestro hijo, y que además, es mejor que él esté conmigo.
Y sé que realmente no podía cuidar de Zac, pero insistía en quedarse con él simplemente por castigarme de alguna manera, porque ella sabe bien lo mucho que me puede el que nuestro hijo esté lejos de mí y que la mayoría del tiempo esté a cargo de mis padres porque Zelda ni siquiera puede estar pendiente de él.

Por ahora he preparado la habitación de huéspedes con decoración de bienvenida, porque esta tarde ella ha quedado formalmente en traer a Zac, y el asunto de la custodia es algo más sencillo que ahora solo implica el que ambas firmemos algunos documentos y nada más. Lo que desde luego nos habría ahorrado dinero y también tiempo si lo hubiera hecho desde el principio. Pero bueno, de cualquier manera estoy por demás feliz de que mi hijo vaya a volver a estar conmigo a pesar de lo difícil que ha sido este tiempo sin él, y me gustaría mucho que Alex estuviera aquí, para compartir mi felicidad, pero sin duda, sé bien que no debo depender de ella.

El timbre suena y me apresuro a atender porque estoy segura de que esos son ellos, y efectivamente, a penas abro la puerta, ahí está su carita sonriente y sus brazos pronto me envuelven cuando me pongo de rodillas para abrazarlo con todas mis fuerzas.
Lo aprieto contra mí y le lleno el rostro de besos, por lo que obviamente mis lágrimas no se hacen esperar ni un solo instante.
Amo a mi hijo más que a nada en el mundo entero, y estoy maravillada por el hecho de tenerlo conmigo aunque no sea fin de semana.
Zelda se quita la chaqueta y la deja en el respaldo del sofá, mientras nos observa con cierta seriedad.

—¡Voy a vivir contigo ahora, mami!

—Sí, cielo, vas a estar aquí conmigo.— le digo entre lágrimas de felicidad —Y mamá podrá venir a verte cuando ella quiera.

—¿De verdad ya no pueden estar juntas?— me dice tomándome por las mejillas.

—No, hijo.— respondo —Quiero mucho a tu mamá, pero ya no somos un buen equipo. Aunque eso no quiere decir que no podamos ser amigas, y mucho menos quiere decir que te dejaremos de querer. Nosotras siempre te vamos a cuidar y a amar por el resto de nuestras vidas.

—No sé si podremos vivir así.— dice bajando la mirada con desilusión —Siempre hemos sido lo tres y... Yo amo nuestra familia.

—Vamos a tratar de estar bien, ¿sí?— me pongo de pie acariciándole el cabello —Ven, te mostraré tu habitación.

Hago el amago de llevarlo dentro del departamento para mostrarle la que será su nueva habitación, pero Zelda nos detiene de inmediato, pero a pesar de que su agarre es algo abrupto, la sonrisa en sus labios es por demás feliz, y no logro entender bien por qué su emoción ha cambiado tanto justo ahora.

—En cuanto a eso,— da un paso hacia nosotros —quiero ofrecerte volver a casa, claro, seremos solo amigas si es lo que tú quieres, pero estoy segura de que a nuestro  Zac le vendría bien tener a sus dos madres juntas, aunque ya no estemos casadas.

—Cariño,— le digo a nuestro hijo que me observa con cierta esperanza que no voy a alimentar —¿por qué no llevas tus cosas y te instalas un poco? Es la segunda habitación en el pasillo, he colocado un letrero con tu nombre en la puerta.

OLVÍDATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora