31. ¿Alex y tú son muy buenas amigas?

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••• POV Piper •••

—¡¿Quieres cerrar la boca y dejarme en paz por un segundo?!— le grito a mi esposa apretándome el cabello.

—¿Ves a lo que hemos llegado?— repone —Zac está perdido y todo debido a tu estúpida decisión de traer a esa mujer a nuestras vidas.

—Tu hijo está desaparecido y tú estás hablando de otras cosas que no...

—No comiences a escusarte sobre tus metidas de pata, Piper. Todo esto es tu culpa y de nadie más.

Está comenzando a colmarme la paciencia y difícilmente voy a poder contenerme.
Ahora solo quiero gritar y decirle que no me interesa en lo más mínimo si está enojada o cree que yo le he hecho cualquier cosa, porque de todas formas sí lo he hecho, pero no es momento para que todo esto salga a la luz, y realmente, no creo poder seguir descuidando a mi hijo de esta forma por tonterías mías.

—¿Sabes qué?— le digo deteniéndome mientras Alex no me contesta el puto teléfono —Jódete.

Debería disculparme, o no, más bien, en primer lugar ni siquiera debería de haberle dicho esa palabra, pero no hay otra manera de que guarde silencio y me deje buscar a mi hijo de una forma más consciente.
Observo sus ojos que comienzan a ponerse sonrojados y llorosos, sé que la he lastimado y que no merece sufrir de esta manera porque en cierta medida tiene razón, yo no soy la más indicada para hacerse la molesta en estos momentos, pero sin embargo, la preocupación por mi hijo me está consumiendo al grado de que no quiero saber nada más de nadie.

No estoy segura en qué momento se fue Alex de la escuela de Zac y no es que esté desconfiando de ella, pero podría haber una minúscula probabilidad de que él haya optado en irse con ella, y dado que estábamos discutiendo como locas, tal vez Alex pensó que era lo más adecuado en ese momento, aunque hubiera agradecido que me lo comunicara antes de tomar una decisión y llevarlo consigo. Pero ni siquiera sé si eso en verdad sucedió o él está asustado y perdido en algún sitio.
Si tan solo Alex me respondiera el celular.

Ya ni siquiera sé pensar de forma correcta, solamente subo al auto y comienzo a conducir.
Me gustaría llamar también a mis padres, preguntarles si saben algo de él o si de casualidad lo han visto o les ha llamado, pero tampoco quiero hacer más grande el asunto de mi descuido.
Solamente quiero saber que él está bien y tenerlo entre mis brazos a la brevedad posible.

Las calles aún transitadas parecen no darse cuenta de la desesperación de una madre que se vuelve loca por encontrarlo, por saber de él y traerlo de regreso a casa.
Una madre que se siente culpable de haber jodido así las cosas y que, si tuviera la oportunidad de regresar el tiempo y no invitar a Alex a la obra de mi hijo, para garantizarme que él no iba a desaparecer, entonces sin dudarlo, evitaría hacer eso.

Ni siquiera sé exactamente a dónde debería ir, porque ciertamente él desapareció en la escuela y tontamente perdimos tiempo yendo a casa en la creencia de que él podía estar ahí, lo que desde luego no fue así.
Zac no está en casa que es el único sitio del que ha memorizado la dirección, a menos que...
Pronto viene a mí un flashback que me hace pensar en ese día en que él mismo le pidió su dirección a Alex cuando la llevamos a casa. Pero si fuera así, ella al menos habría respondido mi llamada o habría llamado ella misma.

No puedo perder el tiempo yendo allá sin estar segura de que está ahí, porque sería tiempo muy valioso que perder y cada segundo sin saber su paradero es crucial para encontrarlo bien y a salvó.
Observo por todas partes si hay algún niño parecido a él, pero parece que el complot de que no haya dos iguales me está perturbando más de lo que me gustaría admitir.

OLVÍDATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora