Las bodas nunca habían sido los eventos favoritos de Alex.
Odiaba los cientos de flores que iban a terminar después en la basura, la comida que normalmente costaba un ojo de la cara y al menos ¼ de los invitados ni siquiera hacían más que revolver en sus platos y desperdiciar la comida.
Las ceremonias eran tardadas y cuando los novios hacían ese baile de casados, las personas se aburrían de verlos bailando y flotando en esa nube de amor a la que los demás eran ajenos.
O al menos eso le había ocurrido a ella cada vez que había presenciado una boda. Y no es tampoco que hubiera asistido a tantas, pero sin duda alguna, no le agradaban.Pero después de un par de meses, todavía seguía hablando de los detalles de su boda con Piper, de lo hermoso y perfecto que había sido todo el evento. Veía sus fotos de la ceremonia, de la fiesta y de su baile y todo le parecía como si lo estuviera viviendo una vez más, a lo que Nicky estaba por demás harta de escucharle ponerse sentimental con ese tema.
—¿Es que nunca vas a dejar de hablar de esa mierda?— le gruñó mirándola mientras la pelinegra giraba en la avenida conduciendo el auto de su ahora esposa.
—Vamos, sabes que no debes que decir groserías delante de Zac.
—Bien, bien...— se rio guiñándole un ojo al niño por el espejo retrovisor, mientras el se reía divertido tratando de disimular cubriéndose la boca.
—Dime, ¿de verdad no te conmovió ni siquiera un poco?
—Claro que sí, mierda, mi mejor amiga se casó, pero eso fue hace un par de meses.
—Las palabras, Nicky.— Alex rodó los ojos.
—Tú me entiendes.
—¿Sabes lo increíble que es al fin estar con la mujer de mis sueños luego de haber creído que jamás volvería a verla?
—Sí, pero no me pidas que no me canse de escucharte tan blanda hablando de eso cada dos segundos.
—Mami Alex está contenta de ser parte de mi familia, por eso habla de ello todo el tiempo.
—¿Cómo me has llamado, Zac?— Alex tragó con dificultad y se frenó para mirarle.
—Perdón...— dijo cabizbajo y avergonzado.
—No, no te disculpes.— aseguró —Está bien, solo que no creo que a tu mamá Zelda le guste que me llames así, y no queremos tener más problemas con ella, ¿cierto?
—Pero ella no lo sabrá.— se encogió de hombros con naturalidad —¿Es que no te gusta que te llame así?
—¿Bromeas? ¡Me encanta, hijo!
—Ustedes dos son tal para cual. Me van a hacer vomitar.— dijo Nicky con el rostro asqueado.
La revolución que comenzó dentro de Alex le hizo salir del planeta en un santiamén. Era como si de pronto un barril de pólvora se hubiera encendido en su interior y no podía esperar a ver a Piper para contárselo.
Jamás había experimentado un sentimiento tan hermoso como ese, y estaba segura de que, a pesar de no haber sido partidaria de la idea de la maternidad hacía a penas un tiempo atrás, ahora no podía dejar de verse como la mamá de ese pequeño rubio que le había traído muchos días felices desde que lo había conocido.Ahora que Piper trabajaba desde casa, con una pequeña página web de exportaciones en asociación con Nicky, la pelinegra era quien mayormente ocupaba el auto y no le disgustaba tener que ir por Zac a la escuela.
Varias veces se había topado con Zelda y lo cierto es que, aunque la relación entre ambas no era nada buena, al menos la cordialidad no podía faltar y tampoco habían vuelto a discutir en absoluto.
Se limitaban a saludarse e intercambiar un par de palabras y eso era todo, lo que desde luego hacía tenso el ambiente, pero no lo suficiente para para desatar el caos. Lo que desde luego también Zac agradecía en silencio.
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OLVÍDATE DE MÍ
Fanfiction«Si hubiera sabido que esa era la última vez que íbamos a estar abrazadas muy cerca, la última vez que estarías durmiendo a mi lado mientras te contemplaba en la oscuridad, o que ese era el último beso en el que nuestros labios se iban a unir, aún e...