40. No vas a dejarme

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••• POV Piper •••

Mi esposa me ha llamado un montón de veces y sus amenazas esta vez son por Zac y no precisamente por mí.
Hace mucho tiempo que no venía a quedarme a casa de Nicky, de hecho, hace demasiado que no peleábamos así, y ahora con mi hijo aquí, todo pinta para ser un verdadero desastre entre nosotras.

Y sé que difícilmente se va a calmar después de lo que le dije y de cómo actué, pero en algún momento tenía que hacerlo. No podía seguir atada y perder al amor de mi vida, sin duda, es algo que no me podía permitir.

*** Flashback ***

—Ya debes estar contenta, ¿no?— me gruñe Nicky frente a la puerta de mi oficina.

—¿Qué pasa?— ni siquiera levanto el rostro de la computadora.

—Alex se va.

—Ya lo sé, pero ella me ha dicho que eso es lo que quiere y... Probablemente pueda verla antes, aunque no sé si eso cambiaría las cosas. Parece que esa rubia de verdad ha jodido las cosas.

—La única rubia que está jodiendo aquí las cosas eres tú. ¿Es que no te das cuenta?

—No sé qué tienes conmigo, pero ya basta, Nicky.

—¿Que qué tengo contigo?— se ríe de forma cínica —Solamente quiero que seas feliz y te lo he dicho desde que te conozco, Zelda no es lo que necesitas, tú no brillas con ella. Y lo sé ahora que te he visto estar con Alex, porque, ¡mierda! Con ella pareces el puto sol, no hay nada que te haga brillar de la forma en que lo haces con ella.

—Pero...

—No, deja de poner excusas y lucha por lo que quieres.— advierte —El vuelo de Alex sale a las 4:45pm, no la dejes ir.

—¿Hoy?

—Sí, se está yendo solo porque quiere dejarte en paz y cree que vas a estar bien con Zelda si ella desaparece, pero tampoco tiene ganas de estar con Artesian.

—Entonces... No tiene sentido, ¿por qué viajar meses con ella si no es a quien quiere?

—Por la misma razón estúpida por la que tú quieres quedarte con Zelda. Porque las dos son un par de idiotas que no saben lidiar con el amor que sienten y tienen tanto miedo de joderlo, que el mismo miedo las está jodiendo a ustedes.

—Debería...— me pongo de pie revisando mi reloj —Mierda, son casi las dos.

—Date prisa, todavía tienes oportunidad de alcanzarla.

—Tengo que hablar con Zelda antes.

—¿Vas a pedirle permiso?— Nicky se ríe mientras yo me apresuro hacia la salida poniéndome el saco.

—No, voy a pedirle el divorcio.

No alcanzo a escuchar los vitoreos de Nicky, pero sé que está por demás feliz de que esté haciendo lo correcto por mi felicidad.
Estoy completamente nerviosa por lo que sea que vaya a suceder, pero si de algo estoy segura es de que no quiero perder al amor de mi vida solamente por no salir de mi zona de confort.
Me siento una completa cobarde, pero ahora las únicas palabras que corren por mi mente son las que buscan acomodarse para decirle de forma pacífica a mi esposa que ya no quiero estar con ella.

OLVÍDATE DE MÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora