••• POV Piper •••
Despertar pensando que Alex está a mi lado y descubrir que no está en la cama y ni siquiera en la habitación es bastante más doloroso de lo que me habría podido imaginar.
Intento llamarle pero no responde y las cosas en mi cabeza comienzan a alterarse con esa sensación de abandono proveniente una vez más de la misma persona, y aunque trato de controlar los impulsos, es sumamente difícil porque ya he pasado por ésto antes y no salí librada precisamente de la mejor manera.No quiero enloquecer, pero a penas la sensación comienza a esparcirse como hiedra por mi cuerpo, escucho la tarjeta de la puerta accionarla y luego el sonido de clic cuando se vuelve a cerrar, así que, a menos que alguien del hotel venga a entrometerse a mi habitación, debe ser Alex que está volviendo y quiero asegurarme de ello.
—¿Eres tú, Alex?— pregunto en voz lo suficientemente alta como para que me escuche a la primera.
—Sí, preciosa.— responde en seguida y luego escucho el grifo del agua en la pequeña cocineta al lado del mini recibidor que da a la habitación —Salí a traernos el desayuno.
Y entonces se aparece frente a mí con un par de bolsitas de papel y un portavasos de cartón donde lleva dos vasos deshechables que puedo asegurar son de café.
Pero lo que verdaderamente llama mi atención es el enorme ramo de flores coloridas que sostiene pegado a su pecho, abrazándolo con su brazo izquierdo. Y no solo eso, son margaritas, mis flores preferidas.No puedo evitar hacer una especie de puchero contrariado porque no sé exactamente qué sentir, sin embargo, mi corazón late con tanta prisa que estoy segura de que este sentimiento que me embarga lo había tenido antes, pero solo con ella.
¿Cómo es que un sencillo ramo de flores me traiga tantas emociones a la vez?Zelda me ha regalado ramos más grandes y más caros, de rosas, tulipanes, azaleas y hasta orquídeas y otras más caras y vistosas que unas simples margaritas, pero ahora es que me vengo a enterar que no importa lo caro del obsequio, si no de quien proviene y los sentimientos que plasma en aquel detalle.
Y puedo sentir todo el amor que Alex le ha impreso a elegir precisamente ese tipo de flores, además de que no es nada pequeño y luce muy vistoso con tantos hermosos colores, así que a penas se acerca a entregármelo, observando a detalle mi reacción, yo solo puedo jalarla hacia mí para besarla en los labios con entusiasmo.—No debiste.— susurro con agitación.
—Siguen siendo tus favoritas, ¿no?
—Sí.— sonrío —¿Cómo es que aún lo recuerdas?
—No he olvidado nada de ti.— acaricia mis mejillas con suavidad —No importa la distancia o el tiempo, yo no he dejado de tener sentimientos por ti, pensé que ya lo había dejado claro.
—Gracias.— la miro directamente a esos ojos verdes que me encantan —Por las margaritas y por todo.
Vuelvo a jalarla hacia mí para un beso más y mi lengua necesitada le pide acceso que su ávida boca concede de inmediato.
Mis flores se aplastan en medio de las dos y Alex no se retira ni un instante, y en lo que a mí concierne, tampoco quiero alejarme
Nuestras bocas están tan conectadas que prácticamente somos siamesas mientras nos besamos de esta forma tan caliente y apresurada.Siento su mano pronto meterse bajo las sábanas que me cubren, y dos dedos no se retrasan en comenzar a estimularme justo en mi botón de placer, mientras nuestras bocas no ceden ni un instante a la pasión que está creciendo todavía más mientras Alex me masturba despacio, haciendo rodar mi clítoris con un placer tan delicioso como tortuoso.
Y yo colaboro moviendo mi cadera contra su mano, deseando que me folle rápido porque ya no resisto tantas sensaciones al mismo tiempo.
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OLVÍDATE DE MÍ
Hayran Kurgu«Si hubiera sabido que esa era la última vez que íbamos a estar abrazadas muy cerca, la última vez que estarías durmiendo a mi lado mientras te contemplaba en la oscuridad, o que ese era el último beso en el que nuestros labios se iban a unir, aún e...