seven

6.2K 720 365
                                    



Abriendo la puerta de la oficina de la profesora Sang, aún seguía húmeda. Dure casi una hora secando los papeles de mi trabajo, cómo secando parte de mi ropa. Por la expresión en su rostro, me di cuenta que cierta preocupación y confusión invadía su rostro,

—¿Que... Sucedió contigo? —Preguntó preocupada.

—Yo... Bueno... —Dije sin saber que responder. Hubiese culpado a la lluvia si hoy no hubiese estado el sol tan brillante que nunca. —Entregaré la revisión. —Dije pasándole los papeles, algo impresentables. Ella los tomó y volvió a poner sus gafas.

—¿Uh...? —Dijo ella al ver su calidad, y pasaba las hojas. La puerta se abrió nuevamente, y dos estudiantes habían entrado. Mierda.

—Pueden pasar y dejarlo aquí. —Avisó la maestra mientras—. Siéntate. —Me indicó. Sus dos alumnas entraron, eran de un año mayor y seguro eran las estudiantes que la maestra les daba asesoría en su tesis.

En lo que habían entregado el documento, e intercambiaban par de diálogos ambas se fueron. Y yo seguía ahí, sentada, aún húmeda, avergonzada y también triste.

—¿Que te sucedió? —Preguntó ella, con curiosidad mientras cerraba la puerta de su oficina.

—Caí en la fuente. —Le dije sin motivos de dar mas información.

—¿Y cómo caíste? —Preguntó ella curiosa. No pude responder—, ¿Alguien te empujó?

—No, nadie me empujó. —Mentí—. Me caí. —Le afirmé, mientras luego bajaba la mirada. Le miré de nuevo y le di una sonrisa para que no se preocupara.

Ella me miro sin creerme, pero sin hacerme más preguntas al respecto. —No te lo puedo aceptar, esto. Los papeles no están leíbles. —Dijo dándome los papeles y dio un suspiro—. Imprímelo nuevamente, y hazlo otra vez.

—Si... —Dije entendiendo—. Su examen de mañana...

—¿Qué sucede?

—¿Puedo tomarlo hoy? —Mi pregunta parece que también hizo que mi garganta se sintiera ronca. Miraba a otras partes menos a la maestra, intentando no llorar—, Mañana no podré venir...

—Tienes 30 minutos. —Dijo sacando una hoja de su escritorio, y ella caminaba hacía su pequeña sala de estar, dejándome la mesa libre. Empecé a llenar el mismo. Levantándome y entregándoselo, ella me sonrío en despedida y yo así salí de su oficina.

Miré el reloj, y faltaba una hora para hacer mi turno en la cafetería. No podía llegar así, por lo que tenía que correr a casa. Mi única suerte, era que la universidad solo me quedaba a 15 minutos caminando.

—¿Qué te sucedió? —Preguntó Chanyeol caminando a mi lado.

—¿Uh? Cosas... —Dije encogiéndome de hombros llegando a la entrada de mi edificio.

—¿Por que estas mojada? ¿Estuvo lloviendo? —Preguntó, mirando al cielo buscando alguna nube extraña.

—No es eso. Solo caí a la fuente. —Dije liberando un suspiro. Subí al ascensor y el me miraba de manera extraña, cómo si le diera pena.

—No me mires así... —Dije, molesta al respecto.

—Ahí está,estás enojada. —Me dijo, señalando con su dedo mi rostro. Negué con la cabeza justo en el momento que las puertas abrieron a mi piso. Chanyeol había desaparecido, para mi suerte.

Entré a la casa, dejando los zapatos en la entrada junto a las medias. Iba a llegar tarde de seguro. Empecé a sacar las cosas de mi bolso, si no fuera el sonido de besos, risas y jadeos, tanto cómo la falda que estaba pisando, no me hubiera detenido.

mirror ー p. chanyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora