fourteen

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Ya estábamos fuera del auto, por fin podía respirar aire puro. Y si fuera la primera vez en años, me sentía feliz. Baekhyun al igual que yo, estaba viendo el panorama, cómo si fuera también la primera vez que tenía esa sensación.

—Ven. Vamos a los botes. —Llamó Baekhyun tomando mi muñeca como si fuera una niña pequeña y llevándome hacia el principio del muelle.

Fui detrás de el, dándome cuenta que aún estaba sosteniendo mi muñeca. Subimos al barco, el cual nos iba a dar una vuelta por reservas ecológicas que habían en el lugar.

Estábamos parados por los barandales metálicos. Baekhyun miraba el paisaje con dedicación.

—¿Te gusta? —Le pregunté curiosa.

—Es libre. —Admitió y saco su teléfono—. Tomemos una foto. —Pasó su brazo por mis hombros y apuntándonos con su cámara frontal sonreí como el lo hizo y tiro la foto.

Podía verse el mar detrás de nosotros, y ambos nos veíamos bien. Cómo una pareja.

Pude sentir cómo Baekhyun miraba a los lados con una mueca, y quizás su ánimo se había apagado de repente, lo cual me hizo sentir un poco confundida.

—¿Qué pasa? —Le pregunté, entonces el me miró.

—Los hombres son unos pervertidos... —Se quejó, entonces miré a mi alrededor.

—¿Qué paso? —Pregunté, confundida.

—Están mirándote cómo si fueras la última mujer en el mundo. —Admitió el con recelo—. No me gusta.

Y aquí es dónde podía sentir mi corazón latir tan fuerte cómo si este se fuera a salir de mi pecho.

—¿No te gusta? Pero a ti te encanta que las mujeres te miren a ti, incluso ahora lo están haciendo. —Le dije con una voz natural.

Baekhyun dio un pequeño golpe en mi cabeza con sus nudillos, hice una mueca de dolor y el sonrió al respecto.

—Dije que solo estarás tu en mi mente. —Recordó riendo una vez más—. Y, es mi culpa que te miren las piernas, no debí dejarte salir con falda.

—No tienes voz ni voto en lo que me puedo o no poner. —Le recordé, lo cuál hizo que rodara sus ojos al respecto y yo sonreía con orgullo y continuaba mirando del mar.

Cuando llegamos a la reserva ecológica, empezamos a caminar por los alrededores de ella, entramos a la tienda de recuerdos a solo mirar, ya que nada llamo nuestra atención.

Baekhyun compró un enorme algodón de azúcar el cual se le estaba pegando en el pelo, porque el es demasiado infantil para comerlo pegando su boca. Y un papagayo vino sobre mi y subió en mi cabeza, el cuál yo quería gritar, nerviosa y asustada, pero Baekhyun se estaba riendo cómo un imbécil.

Cuando el dueño de aquel animal se lo pudo llevar, luego de haberse disculpado. Empujé a Baekhyun a un lado, quién seguía riéndose de mi. El abrazo mis hombros y beso mi mejilla para luego seguir las carcajadas.

—Hasta llamas la atención de los papagayos, Sora. —Dijo, burlándose de mi. No le dije nada y caminaba enojada al barco para volver—. ¿No vas a hablarme? ¿Por qué? —Preguntó curioso y burlándose.

—Porque eres malo. —Murmuré, molesta.

Baekhyun tomó una larga respiración, mirándome e intentando decir algo. Pero lo único que hizo fue agacharse con el único motivo de abrazar mis piernas y cargarme en su hombro.

—¡Bájame ya! —Le grité. El no hizo ningún movimiento en bajarme, solo caminaba—. Baekhyun, es en serio, se me va a ver todo.

—Oh Sora, estoy asegurándome de que eso no sea una posibilidad. —Dijo el riendo y continuando su camino al bote. Mi cara ardía. Ardía a punto de explotarse.

mirror ー p. chanyeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora