mirror ー p. chanyeol

thirty four

10 días

—Bien, hagamos esto. —Propuso el doctor Yu, sentándose en el mueble—. Cuéntame de ti.

—¿Por qué? —Le pregunté, con desinterés mientras tomaba mi malteada –la cuál hice comprarme si quería tener esta sesión– y lo mire frunciendo el ceño—, ¿Te gusto?

El quitó su atención de la carpeta que estaba revisando para mirarme, un poco confundido.

—Mis gustos no son usualmente una talla 32... Voy por opciones más... —Me fue señalando con un bolígrafo mientras hablaba, y deteniéndose en mi busto, apunto a mis ojos con una sonrisa—. Grandes.

—Esto debe de ser en serio... —Susurré, negando con la cabeza—. Que profesional.

—Me interesas, sólo profesionalmente. —Me aclaró. Bebiendo también de su malteada e hizo un ademan con sus manos—. Empieza.

—¿Cómo puedo hablar contigo? —Pregunté arrugando la frente.

—De la forma que quieras, siendo tú, imagina que soy un espejo, y lo que ves ahí, es lo que eres. —Me dijo mientras asentía con su cabeza lentamente—. Si necesitas espacio, puedo irme por un momento hasta que puedas desahogarte. Ten en cuenta que tenemos cámaras y micrófonos en esta habitación, por seguridad.

—¿Por qué querría estar sola? —Le pregunté, entonces el se encogió de hombros. Bebiendo lo último que quedaba en su vaso y poniéndose de pie para caminar al bote de basura.

Habían pasado al menos unos 2 días desde que tanto mis padres como Baekhyun, me rogaban que empezara la sesión con el psiquiatra, al menos antes de que me dieran de alta. Y no había sido hasta esta mañana que me había decidido a tenerla, simplemente porque ya mis sueños sobre el accidente me hacían despertar en medio de la noche, asustada y gritando.

Y, aunque había tenido la opción de cambiar de doctor, y luego de escuchar las opciones que me daba la enfermera, decidí quedarme con este. No porque fuera difícil encontrar otro psiquiatra con el que hablar, pero las enfermeras decían qué el era un lunático.

Bien, si, el es guapo. Pero es molesto.

—¿Como fue tu infancia? —El me preguntó, mirándome con interés.

—Desde pequeña tenía problemas para comunicarme. —Dije, entonces me encogí de hombros—. Casi no hablaba, o simplemente me quedaba en silencio. Mis padres no sabían que hacer hasta que me llevaron a terapias.

—¿No te gustaba hablar con nadie? —Su pregunta me hizo pensar en eso. Y simplemente negué con la cabeza—, ¿No es algo nuevo? —Preguntó con una leve sonrisa, llevando su mano a su mentón. Rode los ojos un poco.

—Quizás no me gustaban las personas que me hablaban. Solo hablaba con mi amigo.

—¿Donde lo conociste?

—En la escuela, él tenía casi ese mismo problema, y tomamos terapia juntos. Nos hicimos amigos, mejores amigos más bien. Y nuestros padres decidieron nunca separarnos. —Respondí, lo cuál hizo al doctor Yu sonreír un poco.

—¿Y no te gustó nunca? —Me preguntó, alzando una ceja. Sentí un calor en mis mejillas—, Asumiré que si.

—Igual no sirvió de nada. Quedé enamorada de él de una forma tan patética y peculiar. Cuando cumplimos los 16 años, nos besamos, fue mi primer beso, el de el pudo haber sido el 3er o 4to beso...

—Pobrecita. —Comentó, entonces yo rodé los ojos—. Ese chico es el que te está cuidando aquí, ¿No?

—Si, si es... el. —Le dije, entonces el asintió—. ¿Por qué?