R E G R E S O |Fanfic Pecados Placenteros|

16

El dolor era demasiado, sentía que iba a terminar muriendo. Apretaba las sábanas de la cama con demasiado fuerza, intentando no gritar.

—Ya llamé al médico. —Christopher entró a mi habitación— Viene hacia acá.

—No creo poder. No quiero hacerlo sola.

El parto se había adelantado, de supone que aún faltaban dos meses. Esto es demasiado pronto.

—No estás sola, Dan. —mi hermano se sentó a mi lado.

—¡Necesito que Dominick esté aquí conmigo! —comencé a llorar, no sé si por el dolor o porque en serio me hacía mucha falta— Lo necesito a él.

—Pero no está, y probablemente no lo veas más. —quitó los cabellos que se habían pegado a mí frente— Así que deja de llorar.

Fue horrible todo el parto, creo que le lastimé la muñeca a Christopher de tan fuerte que se la terminé apretando. Terminé desmatándome una vez escuché al médico decir que ya tenía a mi bebé.

Christopher se mantuvo a mi lado hasta que desperté horas después. Me pasaron a mí hijo, era tan pequeño y frágil.

Le acaricié con mi dedo su pequeña carita.

—No se parece a ti, en nada. —dijo Christopher bromeando, no tan bromeando.

Sonreí. Se parecía a Nick cuando era bebé.

—Es hermoso.

Ojalá Dominick estuviera aquí para verlo...

—Mamá. —los pequeños golpes en mi rostro me sacaron de ese recuerdo— ¿Estás bien?

Alcé la vista para ver a Dedrick, con sus manos a cada lado de mi rostro. Le sonreí tomando una de sus manitas para besarla, lo alcé y lo senté en mis piernas.

Nos habíamos despertado muy temprano, y desde que me levanté de la cama no dejo de preguntarme si esto será buena idea. Aún no hablaba con Dedrick sobre su padre, pero lo haré ahora antes de irme hacia la central.

—Estoy bien. —besé su mejilla haciéndolo reír— Pero tu y yo debemos hablar.

Me puse de pie con él en brazos para salir de mi habitación, bajamos hacia la sala. Él ya sabía que iría conmigo a la central, pero no sabía a qué realmente. Nos sentamos en la sala, él a mi lado.

—¿Recuerdas que hace dos noches te pregunté si te gustaría conocer a tu papá?

—Sí, ¿por qué?

Apreté los labios, buscando como decirle esto a un niño de seis años.

—Verás, mi vida. Te hice esa pregunta porque... —sólo díselo y ya— Porque tu papá vive aquí en Londres, y quiere conocerte.

So mostró sorprendido y confundido. Se cruzó de brazos mirándome raro.

—¿Mi papá existe y vive aquí? —levantó una ceja— ¿Quiere conocerme? ¿Por qué?

—Bueno amor, porque es tu papá, quiere saber de ti.

Ladeó la cabeza hacia un lado.

—Él trabaja conmigo y con el tío Christopher, es capitán como yo. —pasé mi mano por su rostro— Él quiere verte hoy, pero primero quiero saber si te gustaría conocerlo.

—¿Estoy obligado?

—No, claro que no. Por eso te lo estoy preguntando.

Apretó sus labios, pensando.