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-Hey ¿estás en casa?- preguntó Ataru mientras movía con una mano el elegante volante mientras la otra descansaba en la pierna de Lum, dando fugaces caricias con las yemas de sus dedos con un tinte oscilando entre lo sexual y lo cotidiano.

-¿Te sientes mal?- preguntó una voz masculina en extremo preocupada que hizo sentir a Lum mucha ternura

-Qué va, me gustaría pasar a visitarte, estoy a cinco minutos de llegar, por cierto, llevo compañía

-¿Compañía?, Ata...

Ataru colgó divertido, dejando a su amigo con la mitad del mensaje mal logrado, empezó a reír mientras Lum observaba en silencio también comenzando a sonreír al ver que compartían la misma amistad que hacía tantos años, agradeciendo que en su ausencia, alguien pudiera haber visto por su bienestar.

-Darling, eso fue grosero- quiso regañarlo

Llegaron al edificio en donde el portero les dejó entrar de inmediato, Lum pensó que definitivamente, Ataru y Kosuke  eran más que cercanos cuando el primero fue reconocido en automático por el amable señor de mediana edad con el que compartió un par de palabras. Después de estacionarse casi de un movimiento, el hombre bajó rápidamente del auto sin alcanzar a conseguir su objetivo.

-Oye, se supone que debes esperar a que te abra la puerta- se quejó

-¿En serio? perdona Darling, no lo sabía

Ataru recordó entonces que en el pasado adolescente,  antes del borrado de memoria, era un grandísimo patán e imbécil con Lum; además de que al ser él y su familia tan pobres, la única oportunidad que tenían de viajar en auto era cuando Mendo ordenaba a sus mozos que los llevaran a casa después de alguno de los viajes compartidos, obviamente, esto impulsado por el enamoramiento que este tenía con Lum, nada relacionado a él por supuesto.

Olvidándose un poco del asunto, Ataru tomó a Lum por la cintura mientras la dirigía hacia las escaleras, iniciando el recorrido y deteniéndose en la puerta para pasar a tocar el timbre con insistencia de manera infantil.

-Ataru- se escuchó un hombre gritando- maldito seas, ya verás cuando...

Kosuke abrió la puerta sorprendiéndose de manera abrupta al encontrar a su amigo con una preciosa y despampanante mujer de cabello azul turquesa que le sonreía de manera muy especial, casi logrando que se sonrojara.

-Kosuke, ella es Lum

Kosuke abrió la boca impactado sin poder evitarlo, no era posible aquello, debía tratarse de una broma o algo parecido; las últimas semanas había colaborado con la fantasía psicótica de Ataru únicamente porque parecía ayudarle a desintoxicarse y mantenerse medianamente motivado, sin embargo, nunca creyó en aquella historia tan fantástica como imposible que le contó.

Al ver que su amigo se quedaba sin palabras, con los ojos ampliamente abiertos  y probablemente cuestionándose toda su vida, Ataru lo empujó dentro del apartamento con suavidad amistosa.

-¿Nos vas a dejar pasar o no?- preguntó mientras de hecho ingresaba al hogar,  tomando a Lum por la mano.

Kosuke, empezando a reaccionar, se apartó para darles espacio mientras cerraba la puerta.

-Ataru- empezó- ¿esto es una broma? ¿contrataste a esta señorita para jugar con mi mente?

Ataru empezó a carcajearse,  burlándose de su amigo ruidosamente. Lum, pensando en que no era bueno que siguiera más aquel intercambio, pues reconocía su alma bromista que seguramente lo incitaría a continuar con la tomada de pelo hacia Kosuke, decidió darle tregua a la mirada de constante pregunta de aquel que también fue su amigo en el pasado.

23 años | URUSEI YATSURA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora