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Ataru escrudriñaba con atención la escena tan cursi que veía frente a él, un compendio de estúpidos veinteañeros llorando y berreando por ver a unos tipos que tampoco es que no miraran en décadas, sólo hacía 6 años que habían separado sus caminos, no entendía por qué tanto sentimentalismo.

"No me imagino cómo serán las reuniones cuando tengamos 30 o 40 años" se burló mentalmente mientras veía cómo un ridículo Shutaro Mendo con micrófono en mano y admirado por todas las mujeres presentes agredecía, con extremo histrionismo típico de él, la asistencia a SU magno evento.

-Mesero, por favor otro vaso de su mejor whisky- Ataru se disponía al menos a  aprovechar la comida y la bebida del espantoso encuentro de compañeros de instituto.

Fumando y bebiendo lentamente recargado en una esquina, Ataru era ignorado magistralmente por todos los presentes, incluso por un animado Kosuke que parecía estar ligando con Yumi, una compañera de salón que había dado un ligero "glow up" pasando de ser francamente poco agraciada a aceptable. No obstante, el ser ignorado tenía una connotación bastante distinta a los procesos de rechazo que vivía en su juventud por parte de todos; esta barrera se cimentaba mayormente en miedo.

Pensando en absolutamente todas sus compañeras, no había ninguna que la pareciera interesante, incluso tenía fe en Ryunnosuke que esperaba que al estar comprometida con un varón (o al menos eso es lo que Kosuke había averiguado) luciera más femenina, sin embargo, lucía bastante parecida a su versión pasada con algunos ligeros cambios como las orejas perforadas pero nada fuera de lo común.

Ataru buscó a Shinobu con la mirada que en estos momentos se encontraba bailando con sus amigas de manera alegre; no pudo evitar sonreír mientras la veía sintiéndola aún adolescente, tan lábil emocionalmente, tan odiadora de hombres y perversiones, tan ella.

De pronto, una femenina figura llamó la atención de Ataru en la lejanía, parecía moverse con rapidez entre los invitados impidiendo una visión clara de su persona; Ataru siguió con la mirada el trayecto de la figura que para estos momentos desaparecía por alguna esquina de la sala que conectaba con el corredor.

Bebiendo de un trago lo que quedaba del whisky y apagando su cigarrillo en un fino plato de porcelana sonriendo hacia sus adentros esperando haberlo arruinado; Ataru comenzó a seguirla procurando no llamar la atención de nadie y con gesticulación de aburrimiento dirigiéndose hacia el pasillo donde ella había desaparecido.

La figura por supuesto lo esperaba, indicándole con señas que la siguiera a lo cual el hombre aceptó de manera silenciosa; subieron y bajaron escaleras sin dirigirse la palabra, seguidos únicamente por el frío de la noche y los cada vez más lejanos ruidos de la música juvenil de la fiesta.
La mujer, hasta ahora oculta en una capucha negra descubrió su rostro mostrando unos enormes y brillosos ojos que Ataru conocía muy bien; pasó a quitarse también la capa por completo buscando quizás incitar aquella mirada en Ataru que tanto recordaba. El hombre examinó con la vista a la mujer de manera completa, deteniéndose de manera cínica en aquellas partes de su cuerpo que más le llamaban la atención.

Notó que su cabello lucía aún más largo, lo cual le agradó siendo uno de los rasgos que más gustaban de ella; la piel pálida lucía impresionante con el corto vestido negro que llevaba y que francamente dejaba poquísimo a la imaginación ya que  duras penas cubría el área genital de la mujer y un pedazo pequeño más.

-Ataru Moroboshi- habló por fin la mujer- no esperaba encontrarte aquí

-Tu atuendo dice todo lo contrario- aseguró Ataru recargándose divertido en la pared

-Tienes razón, sí esperaba encontrarte aquí- admitió

-Yo también esperaba verte- agregó Ataru- tú sabes, por los buenos recuerdos.

La mujer le sonrió para saltar de manera ágil sobre el regazo de Ataru que preparado para ello la sostuvo con fuerza del trasero pellizcándolo como recordaba que a ella le gustaba ante lo cual recibió su primera paga. La mujer desabotonando la camisa de Ataru comenzó a lamer y succionar de manera probablemente más salvaje de lo habitual el cuello del hombre que complacido se dejaba hacer.

Durante muchos minutos la pareja se dedicó a probarse y tocarse reconociendo en el otro el ritmo habitual y conocido de su placer.

La mujer que para este instante comenzaba ya a gemir recordó su cometido inicial separándose momentáneamente de Ataru que la miró intrigado.

-Necesito que me folles en un lugar en específico

-¿Cuál?- preguntó curioso

-En una de las habitaciones de mi hermano

Ataru comenzó a desternillarse de risa recordando todas las aventuras que vivió a su lado con el supuesto objetivo de ser descubiertos o al menos eso es lo que ella siempre imaginaba. Lo que la mujer ignoraba es que era su misma escolta de hombres enmascarados los que secretamente tenían la misión de impedir que Shutaro Mendo conociera el lado más oscuro y perverso de su hermana.

-No cambias, Ryoko- dijo divertido- vale, iré a donde tú me pidas.

23 años | URUSEI YATSURA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora