4

337 30 15
                                    

Ataru despertó con un ligero dolor de cabeza y una extraña sensación en la boca del estómago, no podía nombrar si se trataba de ardor o simplemente dolor.

"No debí comer tanto" pensó aún sin abrir los ojos procesando lentamente las diferencias sensoriales de esta mañana con las demás mañanas de su vida; iniciando por un silencio total en contraparte con el ajetreo constante de la zona donde vivía, sábanas suaves de seda en contraparte con sus modestas cobijas de algodón.

Ataru se permitió continuar con los ojos cerrados, comparando el agradable olor de muebles de madera finos en contraparte con el penetrante olor a tabaco de su departamento. Se sentía demasiado cómodo abrazado por la seda fría que causaba cosquilleos en su piel desnuda.

Deseaba dormir un poco más, quería por al menos un día experimentar la envidiable sensación de quedarse dormido de manera natural. Después de ser un gran dormilón gran parte de su vida, para Ataru un día fue imposible conciliar el sueño.

Nunca supo lo que fue, la falta de sueño lo hacía buscar intoxicarse de manera violenta con alcohol encontrando en ello la única salida para su peligroso insomnio hasta que un día su "salvación" apareció en manos de un compañero de la universidad.

"Bendito clonazepam" pensó Ataru conformado con dormir aunque sea pocas horas al día de manera casi normal, aunque también había noches que ni todas las gotas del mundo conseguían hacerlo dormir.

Ataru siguió dando vueltas en la cama hasta que resignado a que no se quedaría dormido como una persona común, abrió poco a poco los ojos encontrándose con la blanca espalda de Ryoko notando algunas ligeras marcas de sus dedos depositadas en zonas estratégicas de acuerdo a las muchas posturas que ella quiso experimentar.

Ataru sabía que Ryoko tenía un gran y retorcido libido que dudaba que su prometido Tobimaru pudiera aplacar,  reconociendo al tipo como un completo imbécil que no tenía lo necesario para satisfacer a Ryoko, sin embargo, ella estaba enamorada de él, esa era la razón por la que el vínculo con Ataru funcionaba.

Sin ninguna basura sentimental de por medio, sin esperar nada a cambio más que un buen momento, iniciaron una relación focalizada en sexo meses antes de que el instituto terminara, alargándola incluso hasta el primer año de la universidad de Ataru.

Harto de Tomobiki, Ataru no planeaba regresar únicamente por seguir viendo a Ryoko por lo que siendo sincero con ella dio por terminado los encuentros a lo cual ella entendió aunque tiempo después lo sorprendió apareciendo varias veces por el dormitorio de su campus confesándole lo difícil que era suplir al que consideraba su mejor amante.

Ataru accedió pues él no tenía que trasladarse ni hacer ningún esfuerzo alrededor de ello por lo que continuaron con su dinámica por algunos meses hasta que Ryoko simplemente un día no regresó haciendo pensar a Ataru que se comenzaba a tomar más en serio su compromiso con Tobimaru.

Después de estar con ella de nuevo, Ataru comprobó por lo dicho por la chica que al menos lo intentaba, es decir, ser fiel al papanatas que amaba. "Que pendejada" pensó sin comprender la necesidad de estar atado a alguien.

Ataru extendió la mano buscando su teléfono que descansaba en la mesita junto a la cama queriendo conocer cuántas horas había dormido. La pantalla señalaba las 6 am y recordando que la faena sexual con una insaciable Ryoko había terminado probablemente dos horas atrás.

Ataru pudo comprobar en la pantalla de inicio que también tenía decenas de llamadas perdidas de Kosuke que seguramente al no encontrarlo pudo adivinar lo que ocurría a exactamente un kilometro de la fiesta oficial.

Fastidiado como era su estado natural, Ataru se levantó de la cama vistiéndose de manera rápida mientras echaba otro vistazo a Ryoko que dormía plácidamente incluso roncando suavemente en el proceso.

-Fue un excelente recuerdo de juventud Ryoko, pero tengo que irme

Salió de la habitación buscando la salida cuando uno de los enmascarados guardias de Ryoko lo llamaba para escoltarlo con seguridad fuera de las tierras Mendo sin ser detectado por Shutaro. Esto a Ataru le daba igual por lo que accedió a subirse a la motocicleta roja en la que uno de los guardias lo esperaba pues se encontraban a varios kilómetros de la entrada principal.

De pronto, sintiendo un extraño Deja vu, Ataru se recordó conduciendo esa misma moto por esos mismos lugares en búsqueda de algo. Rápidamente culpó a la falta de cigarro matutino por tener el cerebro aún confundido dejando ir esa extraña imagen.

Nuevamente mientras el escolta motorizado le ofrecía la espalda, Ataru pudo observar una especie de lago con un puente frente a un gran edificio de vidrio. De nuevo un pequeño sueño lúcido, mirándose a sí mismo corriendo a través del puente mientras decenas de tanques de guerra lo atacaban.

"Quizás ya empecé a enloquecer" pensó Ataru con más tranquilidad de la que era normal para alguien que aceptaba con naturalidad un proceso pseudo psicótico. No era la primera vez que Ataru tenía esos sueños lúcidos, alucinaciones o lo que fuera, de hecho, estar en Tomobiki le producía un incremento de estos eventos a la par de un malestar físico general.

Finalmente el guardia de Ryoko lo despidió en la entrada mientras que Ataru decidía qué se suponía que haría en Tomobiki a las 6.30 de la mañana. Llamó a Kosuke un par de veces siendo recibido por el buzón de voz

Caminó por las vacías calles no encontrando nada abierto y necesitando desesperadamente una taza de café, una bebida energizante o cualquier estimulante que despertara por completo su cerebro.

"Quizás debería ir a casa de mis padres" pensó sin estar muy seguro al respecto pero finalmente decidiéndose al comprobar que en su tranquilidad de ser llevado por Kosuke, no había traído consigo su billetera por lo cual no iba a poder pagar un taxi para regresar a su departamento.

Derrotado, quebrado y ansioso por alguna sustancia que terminara por aclimatar su cerebro a su estado original, Ataru caminó dirigiéndose a la casa Moroboshi.

23 años | URUSEI YATSURA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora