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----Flashback 3 años atrás----

Kosuke resoplaba mientras a tientas buscó en el desordenado cajón una pastilla para la migraña; llevaba ya casi 2 horas tratando de resolver un caso ficticio que formaba parte del proyecto final de la materia que más le costaba trabajo, él en realidad no buscaba formar parte del inmenso número de abogados penalistas millonarios, sino que sus deseos eran mucho más apegados a ser un especialista en derecho laboral pues no quería estar sujeto a vivir con miedo e inseguridad.

Su intención principal era trabajar en la misma empresa que su padre pero tristemente, esta había quebrado el semestre pasado, dejándolo un tanto deprimido por su futuro pero animado porque estaba muy cerca de concluir la carrera. El dolor de cabeza lo estaba matando al punto en que quiso rebuscar las pertenencias de Ataru que seguramente tenía entre su compendio de drogas, alguna aspirina; se detuvo al recordar que la última vez que abrió su cajón, casi tuvo pesadillas con lo que encontró dentro.

-Kosukeeeee- saludó Ataru entrando a la habitación universitaria

-¿Por qué estás tan feliz?- preguntó malhumorado acariciando sus sienes, Ataru casi nunca estaba contento.

-Por nada en especial- comenzó mientras encendía un cigarrillo- únicamente...-hizo una pausa dramática, buscando provocar a su amigo

-¿QUÉ?- solicitó molesto

-Oye tranquilo ¿qué le pasa al bebé?-no se esperó a recibir respuesta sino que de manera simple le lanzó a la cara un sobre blanco

-¿Pero qué te sucede infeliz?- se quejó Kosuke al borde de olvidar todo lo que significaba su amigo para él

-Lee el contenido- contestó con sencillez mientras tomaba asiento en su cama

Kosuke abrió el sobre, leyendo las palabras escritas en aquella simple hoja blanca membretada; con impacto, elevó la mirada para encontrarse con Ataru que jugaba distraído su teléfono mientras fumaba. De nuevo retornó al papel, analizando con asombro y estupor aquel logotipo de la asesora financiera más importante de Japón.

-¿Qué...es...esto...?- preguntó con la voz temblorosa

Ataru quería sonar indiferente, se esforzaba por mantener la neutralidad con la única persona que no lo merecía, con la única que no odiaba en todo el mundo

-Tu carta de aceptación como becario jurídico en la financiera en la que trabajo- dijo con sencillez- al principio te pagarán poco pero si te esfuerzas lo suficiente, podrás escalar fácilmente, es pan comido- agregó recordando que a él le tomó únicamente meses tener una plaza definitiva.

-Pero...-los ojos de Kosuke lagrimeaban- yo nunca solicité

-Pues yo lo hice por ti- respondió comenzando a desesperarse por la escenita emocional- más vale que mañana tengas tu trasero preparado para presentarte, también les hice llegar tu horario de clases por lo que podrás salir a las hora que necesitas para llegar- tiró la colilla del tabaco por la ventana- no está nada lejos del campus, yo hago unos 20 minutos en tren.

Kosuke quería añadir algo, agradecer a su amigo, pero sabía que Ataru literalmente podía golpearlo si le acercaba demasiado, si rebasaba ese límite de cursilería, por lo que simplemente sonrió y le prometió que no lo decepcionaría.

-Por cierto- añadió quebrando con el ambiente sensible- ¿tienes aspirinas?

-¿Tienes dolor de cabeza?- preguntó mientras alzaba una ceja- yo te sugiero un medicamento más fuerte porque...

-Dame la jodida aspirina- bufó Kosuke

Ataru rebuscó entre sus pertenencias, encontrando pronto lo que su amigo necesitaba.

23 años | URUSEI YATSURA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora