Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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🌻•°•Prologue•°•🌻
Entre las plantas más populares en la historia se encuentran los girasoles, gracias a su belleza física y, claro, a su vibrante color amarillo, sin olvidarnos de su gran tamaño.
La característica más importante y por la que estas flores reciben su nombre, es su capacidad para seguir la ruta del sol, ya que giran en busca de la luz solar. El girasol tiene la capacidad de moverse y orientar sus hojas, sus tallos y sus flores hacia el sol de manera natural y a esto se le conoce como helio tropismo. Los girasoles buscan en todo momento la luz solar, por lo que pueden llegar a torcerse y moverse hasta que reciban la luz que necesitan.
Los girasoles son reconocidos como el símbolo del sol y simbolizan el amor y la admiración. También se cree que son símbolos de la felicidad, la vitalidad, el positivismo y la energía.
Un dato curioso de estas flores es que los girasoles son muy ordenados y organizados y se cree que tienen una conducta de auto organización.
¿Pero por qué hablamos tanto respecto a un girasol?
Todo debido a que este fue el tema presentado en la clase a la que asiste Emilie De Rochefort, una pequeña infanta de tan solo cinco años, de largo y sedoso cabello rubio, con unos hermosos y brillantes ojos azules, estas características tan encantadoras hacían que su padre le dijera que le recordaba al cielo y el sol.
Pero bien, retomando el tema de la clase. El día de mañana era un día importante para todos, se trataba de nada más y nada menos que el día de la madre, aquel emocionante día en que los hijos le regalan algo a sus madres y les demuestran su amor.
Si, si, que emoción. Pero está emoción no la sentía la pequeña Emilie, le parecía un día deprimente.
La maestra organizaba a sus alumnos y los preparaba para la sorpresa del siguiente día que le preparaban a las madres que irían a la escuela, y uno de los regalos serían unos encantadores girasoles.
Quería prestar atención a la clase, participar en la actividad, pero era una gran molestia hacerlo cuando no sentías emoción por ello.
El carecer de una figura materna era complicado para una niña, le era tan complicado peinarse y vestirse sola que su padre tuvo que contratar a alguien que se encargará de todo esto, de volverla una niña femenina, no el desastre que era unos meses atrás.
— ¡Rochefort! — Le gritó la maestra viéndole con ojos furiosos asustando a la joven niña proveniente de Mónaco.
— ¿S-si maestra? — Respondió dejando de leer su libro.
Unas pequeñas risas se escucharon burlándose de ella, del lugar en el que provenía Emilie hablan el francés por lo cual la pronunciación del inglés o cualquier otro idioma era bastante extraña y un motivo de burla.
