Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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Las cosas ya se habían calmado entre los dos, de una forma pacífica la tormenta paso, durante todo ese tiempo la rubia no había dejado de abrazar al azabache dándole suaves caricias. Le permitió desahogarse estando apoyado en ella que poco a poco quedó dormido entre sus brazos, deducía que no dormía bien por las noches, el poco tiempo que estuvo con el pudo notar lo mucho que exigía con su entrenamiento, trabajo y deberes del hogar y que todos lo odien debe ser muh agobiante para el Kazama.
Miro la pila de papeles sobre el escritorio y sintió pena por Jin, así que decidió ayudar con su trabajo, después de todo Lili tiene un amplio conocimiento en negocios está preparada para cualquier tipo de empleos y todo se lo debe a su padre que siempre la presiono a estudiar. Sonrió animada de poder ayudar a su amigo, así que le dió un beso en la frente y lo movió lentamente recostandolo del respaldar del sillón.
— Supongo que hoy perderé otra vez mi vuelo a Mónaco. Espero después de esto tu me lleves a casa.
Corrió por los pasillos y fue al cuarto en busca de una manta y volvió arropando a Jin con la manta que tenía en manos. Su sonrisa se amplio, el amargado azabache se veía como un ángel cuando dormía, su expresión es serena y le hace ver tierno cosa que no se puede ver cuando está despierto, ahora es completamente frágil.
Con Jin ya acomodado la Rochefort se sienta en el escritorio y comienza a ojear algunos papeles tardando solo un poco en comprender los asuntos del empleo de Jin, al final logro organizarse y poder atender todo, utilizando su teléfono para realizar llamadas haciendo contratos, ventas, informes y otras cosas, estaba cómoda sintiéndose productiva.
— ¿Qué haces? — le cuestiono el Kazama frotándose el rostro adormilado luego de haber despertado.
Dejo la manta a un lado y se levantó acercándose a la ahora tensa rubia que le ve nerviosa.
— Te quería ayudar con el trabajo.
Le sonríe asustada de que se enoje, incluso su silencio lo vuelve mucho peor, debido a que Jin solo observa los papeles en la mesa y luego ve el reloj en la pared por último a ella, todo sin quitar esa fría expresión tan característica.
— Perdiste tu vuelo a casa.
— Lo sé.
— ¿No querías volver a casa? — Se razco la nuca sintiéndose culpable, después de todo ella le había sido de gran ayuda en muchos aspectos.
— Si. Pero ahora estoy ayudando a mi amigo.
Su sonrisa le agitó un poco, son amigos desde hace tantos años, pero nunca entendió por qué el ser llamado amigo le provocaba disgusto, no estaba cómodo con ese término y no entendía por qué.
— Gracias por todo Lili — dijo tomándole de las manos.
<<Sus están tibias>> pensó la rubia sintiendo un escalofrío recorrer su piel al sentir la de Jin tocando la suya.
