Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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Emilie De Rochefort, hermosa, egocéntrica y confiada. Una rubia ridícula a la que solo le gusta ir de compras y detesta romperse alguna uña. Eso es alguna de las cosas que se dice de Emilie, o mejor conocida como Lili.
En la escuela secundaria de Mónaco es el lugar en donde estudia Emilie, el lugar que más detesta.
Era otro día nuevo en la escuela, como siempre la hermosa rubia estaba sola, ya estaba acostumbrada, la escuela era un caos para ella, pero desde que volvió de Japón volvió más que preparada para que las cosas fueran diferentes a su anterior instituto.
Se encargó de ser llamativa e inteligente, fuerte e imparable, confiando en si misma más que a cualquier cosa, sabiendo que es talentosa y nadie tiene por qué humillarla, por qué de ser necesario ella sería quien humille.
Un pequeño grupo de tres personas platicaba por los pasillos del lugar, usando el característico uniforme de Mónaco, un suéter a botones verde con el emblema del instituto y una falda escocesa de un color marrón no tan desagradable.
— Eres muy divertido, seguro tendrás muchos amigos — Era una conversación trivial entre las dos mujeres y el chico nuevo a quien le presentaban el lugar.
— Eso esperó — Comento con una sonrisa tímida mientras caminaba junto a ambas chicas.
Mientras caminaban y seguían platicando por los pasillos del lugar y entonces aparece ella, tan brillante como nunca, caminando con gracia y belleza tan característica de ella.
— Hola chicas —Saludo la rubia agitando un poco los dedos cruzando al lado de ellos luego de empujar y sacudir su cabellera la cual aún permanecía con el corte que Jun le había hecho cuando era una niña.
La rubia siguió por su camino sin darle mucha importancia a las miradas rencorosas de sus compañeros, ya estaba acostumbrada.
— ¿Quién es ella? — El chico no apartaba la mirada del pasillo por el que se había ido la monegasca, completamente embobado por la belleza de la misma.
— ¡Ay por favor!, no me digas que te gustó — Se cruzó de brazos y exclamo molesta.
Lili era irritante para todas las mujeres ya que era inevitable que fuera el centro de atención a dónde quiera que llegará, sobre todo la de los chicos, se había vuelto típico que cuando los hombres la vieran babearan.
Después de todo Emilie ya no era una niña, era toda una mujer.
— Pues si quieres saber te diré, ella es Emilie De Rochefort, una estúpida mimada a la que nadie quiere, ni siquiera su propia madre, seguro por eso la abandonó — Las dos mujeres rieron sínicas a diferencia del peli castaño quien se sintió consternado por el comentario.
