Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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Su caminata empezó en algún punto del desierto de oriente a petición de Lars debido a motivos de discreción, si no quería ser vistos por las amenazas que se toparan en el camino. Pero no podía ver más que montañas de arena a lo lejos, la temperatura era baja, un frío impresionante que les hacía abrigarse.
Al frente caminaba Nina Wiliams que se unió al viaje junto a su hermana que estaba en el equipo contrario que marchaba en búsqueda de los vampiros. El frío no era una molestia para ella que utilizaba prendas que exponían su figura, en sus entrenamientos como asesina tuvo que dotarse en todas las áreas y resistir altas y bajas temperaturas, parecía casi inmune al frío, aún así notaba ese pequeño temblor en su mandíbula, su estilo de combate había cambiado y su condición física también, consideraba que su fuerza disminuyo con el paso de los nueve años después de la guerra.
Las hermanas Williams cambiaron su estilo de vida desde entonces ya no trabajaban para matar personas, ahora las protegían, Anna ama el combate y es lo único que sabe, abandonar la vida de asesina fue duro, por qué no tenía más fuertes ¿Quien contrataria a una asesina con experiencia laboral en nada? Nadie. Resignada decidió dedicarse a la vida de ama de casa, aprender a usar los cuchillos para cocinar y guardar todas sus armas en un lugar seguro, por si acaso. Solo esperaba sentir la adrenalina de una pelea y el momento llegó.
Algo que se mantuvo en las hermanas Williams es su gran rivalidad en la que Anna le presume su linda familia en la cara enfureciendo a Nina que niega a su hijo Steve, también le presumía su exitoso matrimonio con Lee, conoce a Nina y sabe que el romance no es para ella y a pesar de ser atractiva las citas nunca tienen éxito, ningun hombre tiene la suficiente fuerza de voluntad para soportar el carácter de la rubia.
— ¿Por qué te ves tan joven? — Le pregunto Jun curiosa.
La conocía desde el segundo torneo de Tekken en donde lo único que hacía es cumplir las órdenes de asesinar a Kazuya, las únicas palabras que cruzaron en ese entonces fue una simple amenaza de Nina pidiéndole que no se interponga en su camino, pero su terquedad es más grande y se involucro en donde no la llaman para ayudar a Kazuya.
Su pregunta tal vez fue grosera ya que Nina la miraba de mala gana claramente con nulas ganas de formar una conversación, pero su curiosidad era inmensa y no contuvo las ganas de preguntar, ambas deberían tener 53 años cosa que parecía incierto, Nina aparentaba la misma edad que su hijo, no habían canas en su corto cabello rubio y tampoco arrugas a diferencia de Jun que envejecía cada vez más.
— ¿Disculpa? — Camino con tranquilidad, la observo de pies a cabezas, era misteriosa y peculiar.
Parecía querer resistir cualquier dificultad y aparentar no tener problemas, podía ver su piel de gallina y lo difícil que era caminar con tacones sobre la arena ¿Por qué se sobre exigía tanto? Se cuestionó incapaz de entender lo que pasa por la cabeza de Nina Williams.
