Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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Lee se encontraba caminando de un lado al otro frotando su sedoso cabello, estaba frustrado, era inevitable no estarlo cuando no tenías ni una señal de tus amigos y familia, desde el momento en que se toparon con esos seres perdió todo tipo de contacto. No sabía que hacer, desconocía su paradero actual; así que no tenía de otra que cruzar los dedos y esperar que todo esté bien.
Junto a un equipo trabajaba en la recuperación de datos de las máquinas, un proceso largo y agotador que le exasperaba, solo quería tener pronta información no esa terrible angustia en el pecho.
Una hora después llegó Alisa, con una sonrisa dulce, la chica robot no conocía nada de lo sucedido recientemente, después de todo no se le informo y tampoco estubo presente para enterarse.
— ¡Lee! — Le saludo con entusiasmo, cosa que no podía sentir, hizo un esfuerzo por sonreír bastante inútil — ¿Qué sucede, en donde está Lars?
Su sistema leyó a Lee deduciendo su mal estado, era extraño que un robot tuviese un mal presentimiento, pero Alisa era el robot más humano que conocía.
— Alisa, el salió en una misión y perdí todo rastro de él y los demás.
— ¿¡Qué!? — Sus circuitos hicieron chispa, estaba alterada.
— Tranquilízate, no queremos que te sobre cargues, estamos haciendo lo posible por encontrarlos.
Respiro profundo y fue a tomar asiento frente a su escritorio, tenía que meditar las cosas ¿Cómo le contaría a sus hijos?
— ¿Dónde fue la última vez que los vieron? Puedo ir a investigar, sería mucho más efectivo que yo lo haga.
Tenía razón, las cosas serían más efectivas si el robot de avanzada tecnología se encargará¿Pero como podría arriesgar a su amiga robótica a eso? Vio de lo que eran capaces, habían acabado con sus robots más fuertes como si fueran de vidrio, temía que algo le pasará a Alisa y tener que cargar con esa culpa.
Froto su sien, comprendía a Alisa, si pudiera también abandonaría las instalaciones para buscar como un loco a Anna, pero no era lo más sensato, tenía que pensar con neutralidad las cosas y buscar la mejor solución para la problemática actual. Sus amigos son fuertes, así que asegura que estarán bien y se las resolverán para volver con vida.
Miro a su amiga de cabellos rosas, esperaba una respuesta ansiosa; en cambio Lee estaba agotado, una respuesta ingeniosa para calmarla no cruzó por su cabeza, Lee Chaolan el hombre con las palabras justas para el momento no estaba, en esta ocasión era él quien necesitaba esas palabras de consuelo y aliento.
— Te ves pálido, te traeré algo de comer.
Decidió no insistir y darle su espacio a Lee, salió de la oficina dirigiéndose a la cafetería con prisa. Era tan amable que le apena, poco después había llegado con comida y jugo, las dejo sobre el escritorio y se sentó en la silla vacía frente al mismo viendolo con una sonrisa amable.
