Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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— ¡Lili! — Lee la llamo a gritos corriendo hasta ella.
— ¿Qué pasa? — Pregunto preocupada.
— Te tengo una tarea importante — Sonríe entusiasmado cautivando a su contraría.
— ¿Y eso sería?
— Voy a hacer explotar todo este lugar, así que necesito que traslades todo en secreto y me esperes en el lugar que te voy a indicar.
Explico con tanta naturalidad que no pareciera que dijo que explotaría el lugar.
— Espera... ¿Qué, por qué harías eso?
— Eso lo sabrás luego. Ahora dime ¿Cuento contigo? — Su sonrisa era suplicante una sonrisa a la que no podía decirle que no, así que accedió a la descabellada petición de Lee y comenzo con su nuevo trabajo, trasladando todo a una base secreta con más seguridad.
Al estar en la base secundaria la que pronto explotaría acomodo sus cosas en una caja y camino por el pasillo. Detuvo sus pasos al escuchar a Alisa y Lee hablando, sentía curiosidad así que se apoyo de la pared y miro con cautela sin tomar en cuenta que podía ser detectada por el sistema de Alisa.
— ¿Has recordado algo? Cómo por ejemplo la razón de que estés aquí y el caballero que te acompaño durante todo este tiempo.
Caminaba frente a la camilla en la que Alisa estaba sentada llevándose la mano al mentón mientras pensaba.
— Recuerdo haber luchado contra un hombre por orden de Jin Kazama y estar en muchas otras batallas.
Se acomodaba en la camilla sentándose al borde, miro a Lee y luego bajo la mirada decaída, odiaba tener su memoria estropeada.
— Pero por más que lo intente no recuerdo más...
La imagen de un hombre de cabello marrón ceniza llegó a su mente, sus ojos azules le veían, ella estaba en el suelo extendiendo su mano, incontables imágenes aparecieron, eran él junto a ella en múltiples aventuras los momentos que pasaron juntos, Lars Alexandersson el hombre que la trató como a un humano, que hizo que su sistema se acelerara de felicidad, los sentimientos recién reencontrados le hicieron llorar, era increíble ver a un robot llorando por el amor que le tiene a un ser humano.
— ¿Lágrimas... Por qué ? — Seco con rapidez las lágrimas utilizando la tela de sus guantes blancos.
— Revelan tu humanidad y expresan lo mucho que deseas volver a verlo — Saco un pañuelo de su bolsillo y ayudo a secar sus lágrimas y luego se sentó a su lado.
