[CAPITULO 8]

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— ¿Te divertiste?

Koyuki se encontraba sentado junto a Nathan viendo la puesta del sol, a su lado derecho estaba un gran tigre durmiendo con tranquilidad agitando su cola, tras un largo día de convivencia había logrado ganarse la confianza del menor que ahora lo observaba con una sonrisa. Su rostro le recordó al de su hija Kazumi cuando era solo una niña, tenía la misma mirada anhelando aventuras, y un pequeño lunar justo debajo de su ojo.

Sentía una gran tristeza de recordar a su difunta hija, la que se enamoro de un humano y termino siendo asesinada a las manos del mismo. Fue condenada el día en que se enamoro de un humano y ahora no se los perdonaba, tampoco perdonaría a Nathan, por qué la sangre de los Mishima corría por sus venas, incluyendo la desagradable sangre de los vampiros, su tatara nieto es una abominación.

Se mordió la lengua viendolo sonreír, veía a Kazumi en él, pero aún así recordaba el rostro de Heihachi; la inocencia de Nathan lo conmovía pero su sed de venganza lo cegaba. Acarició a su tigre, tenía muchos de estos y por largos años los había criado, eran un símbolo importante para los Manji, el cual un día Heihachi Mishima comenzó a portar en su espalda en homenaje a Kazumi.

— Si, no creí que sería posible tener un tigre de mascota — Comento dirigiendo su mirada al tigre que Koyuki no paraba de acariciar.

— Para nuestra familia los tigres no son mascotas, son compañeros leales — Dirigió la mirada a la puesta de sol cautivado por la combinación de colores creados por el sol que se ocultaba y la noche que se asomaba.

— ¿Por qué?

— Eres un joven muy curioso — Le acarició los cabellos.

Era una locura lo mucho que le recordaba a Kazumi, solo que en Nathan hay una habilidad excepcional que nunca antes había visto, un poder que igualaba al mismísimo Azazel y lo lograba poseer podría superar al rey de los demonios, tal y como lo hizo el insignificante de su nieto Kazuya.

— Cómo dice mi mamá, es un mundo muy grande y yo muy pequeño, aún tengo mucho por aprender. Así que me gusta aprender de todo.

Koyuki se colocó de pie y cargo a Nathan en sus brazos alejándose de las mesas en el balcón donde veían la puesta de sol, el canoso pensó en las palabras del más joven, era verdad, sigue siendo joven y desconoce de tantas cosas a diferencia de él, un hombre con un siglo de vida que a conocido muchos de los enigmas de la vida y la gran parte de esta la paso en completa soledad desde que su hija su única familia abandonó su hogar para casarse con Heihachi.

— Voy a casarme con Heihachi — Esas palabras le hicieron colapsar, no era posible que su pequeña niña quiera irse y dejarlo solo. Pero ya no es una niña, Kazumi es una mujer adulta con todo el derecho de continuar su vida y formar su propia familia.

Sunflower (Jin x Lili)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora