Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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El avión seguía su rumbo bajo las coordenadas que Yoshimitsu le había indicado, no tenía más de otra que confiar en su palabra y esperar a que las cosas marchen bien. Si la suerte está de su lado podría llegar a alcanzarlos antes de que los demonios o vampiros lo lastimen.
Iba con la mente ocupada, planeando alguna estrategia o pensando en su esposa, los nervios le ponían los pelos de punta, era muy difícil lidiar con semejante situación.
Por otro lado seguimos con nuestros protagonistas, habían caminado toda sin encontrar ni una pista, el demonio del ala rota que les hacía compañía decía que no faltaba mucho pero el camino sería mucho más difícil si no lograban volar.
Sentía que el tiempo se les volvía una eternidad y en poco tiempo el frío desapareció y ahora solo había un abrumador calor que le irritaba su sensible piel, ata su cabello en una cola de caballo y se limpia el sudor de la frente para luego mirar a su esposo, ya no estaba segura de si era Jin o el demonio quien la miraba, pero ahora sentía mucha vergüenza, hizo una mueca con una mirada llena de sospecha indagando quien era al hombre al que veía y cuáles son sus intenciones, lo vio avergonzarse y el rubor en sus mejillas provocado por el calor aumento, era su Jin.
— ¿Te sientes bien? — Pregunto con timidez, temía acercarse a Lili así que mantenía una prudente distancia para no molestarla.
— Estoy agotada, hemos caminado por horas y el calor es insoportable — Se quejo, había prometido no hacerlo, después de todo estaba soportando está situación por su hijo.
Jin la miro con tranquilidad, a diferencia de ella soportaba grandes cosas como el terrible clima, lo ve quitarse su chaqueta y colocarlo sobre su cabeza para cubrirla de los rayos del sol, se colocó frente a ella sin soltar ambos extremos de la chaqueta manteniendo la vista fija en sus ojos azules como el cielo sobre sus cabezas, su sonrisa es dulce y sincera que la enmudece por completo, sus tiernas acciones siempre la conmueven, sonrió de vuelta sintiendo que solo existen ellos dos.
— Se que estamos pasando por una dura situación, pero aún así me ocuparé de ti — Le recordó acercándose para darle un dulce beso en los labios, no era difícil ni incómodo, su casi similar estatura volvía sencillo acercarse a los labios del otro sin necesidad de inclinarse como en el caso de otras parejas.
Unieron sus labios con cariño, había pasado un largo tiempo desde la última vez, desde que empezó tal locura y se tuvieron que tomar rumbos diferentes para rescatar a su hijo, ahora estaban juntos nuevamente, con mil problemas encima y aún así se siguen amando.
Jin insiste en llevar a Lili hasta que al final la rubia termina accediendo; sube a su espalda y lo nota caminar con dificultad por las montañas de arenas que le entierran las botas, frente a ellos Jun ya está despierta platicando con el tercer demonio presente que le cuenta sobre su familia, a lo cual Jun también le habla de la suya, más atrás está Kazuya con una mirada severa que esconde unos grandes celos, no era sorpresa de nadie que Kazuya resultará muy posesivo, pero aprendía a controlarse y permitir que Jun hable con otros hombres, después de todo confía en ella, así como Jun confía en él.
