[CAPITULO 9]

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La impactante verdad la había dejado aturdida, sin poder asimilar lo recién escuchado; era como una cucharada amarga que no podía digerir queriendo vomitar, su estómago está revuelto, un zumbido le aturde y miles de recuerdos la agobian cruelmente al pensar en lo duro que fue crecer creyendo que tu madre te había abandonado. El destino era tan extraño, te otorgaba desgracias pero a la vez te entregaba buenas cosas, la muerte de su madre había conducido a su encuentro con la familia Kazama, quien sabe, quizás si sus vidas no se cruzaban la tierra podría estar siendo dominada por Kazuya Mishima y Jin probablemente muerto.

Se lamentaba por haber pensado tan mal de su madre, por odiarla a pesar de no poder recordar su rostro, por la ausencia de una madre y ver a su padre batallar para darle un mejor futuro, trabajando de sol a sol para darle de comer y esforzándose para estar presente, pero aún así estaba sola diariamente, sonriendo y fingiendo que nada pasaba, que las cosas marchaban bien, el señor Rochefort creyó todas sus mentiras durante tantos años en los que fingió estar bien a pesar de no estarlo. Sin embargo era feliz junto a su padre, su amor por el seguirá siendo fuerte hasta el fin de los tiempos, por el había tomado la decisión de asesinar a Jin Kazama y recuperar sus campos petroleros.

Si tan solo su padre estuviera para ver lo mucho que ha crecido y lo feliz que es con la familia que ha formado, que continuo el negocio que su padre fundó y ahora junto a Jin son todo un éxito, deseaba tener a su padre a su lado, abrazarlo como solía hacerlo cuando le daba miedo la oscuridad de pequeña, en cambio ahora ella ocupa el papel de consolar a su pequeño hijo cuando teme, desvelarse por su salud, trabajar para darle una vida cómoda como la que tuvo ¿Había fallado? En un descuido su hijo fue secuestrado por un lunático obsesionado con su difunta madre, estaba en peligro, en poco tiempo todos podrían ser asesinados si Koyuki lo quisiera.

Eliza estaba mucho más enojada, temblaba de impotencia gruñendo en lo bajo dejando caer lágrimas, una silueta sombría cubría su rostro impidiendo que vea sus facciones, sería muy doloroso hacerlo, no comprendía su dolor, el de conocer a tu madre y perderla, su dolor era lo contrario el dolor a la ausencia de alguien a quien nunca conociste. No era una competencia de quién sufría más, solo quería abrazar a su hermana y consolarla, tranquilizarla antes de que cometa una locura.

— ¡Eres un maldito! — Le insulto Eliza.

— Puedes insultarme todo lo que quieras, eso no cambiará las cosas.

Les dió la espalda caminando por el cuarto hasta una mesa de madera con un mantel rojo de bordes dorados, sobre el había un frasco pequeño de color blanco, lo tomo con delicadeza girandose hasta ellas quienes lo miraban a la defensiva.

— ¿Qué piensas hacer? — Cuestionó Lili viendo con detenimiento el frasco.

— Tengo que poner a Nathan de mi lado y eres una pieza importante para eso querida.

Sunflower (Jin x Lili)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora