Emilie Rochefort, la envidiada estudiante de gran belleza, intelecto, fuerte carácter, de muchos talentos y familia rica, todos dirían que lo tienen todo, que su vida está resuelta y es fácil solo por ser bonita y adinerada.
Pero esto no es así, aun...
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Dos meses después.
— A desayunar — Anuncio Jin colocando los platos sobre la mesa.
Por las escaleras bajo Lili sujetando la mano de Nathan que vestía su uniforme escolar. Su pequeño hijo lleno de energías se sentó devorando la comida en un instante, ambos padres se sentían felices de ver a su hijo nuevamente animado, desde la muerte de Kazuya las cosas habían cambiado mucho, Nathan se vio afectado al ya no ser visitado por Kazuya todos los fines de semana para entrenar y aprender muchas lecciones, Jun estuvo sofocada por la soledad en Yakushima, ahora vivía junto a Eliza en el reino de los vampiros que restauraban su hogar viviendo sin ocultarse de los humanos bajo la protección la corporación Violet System, Mishima Zaibatzu y Rochefort Enterprise.
Se mudaron de casa a superar la tragedia continuando con sus vidas.
— Ya llegó el transporte, adiós — Le dió un beso en la mejilla a Lili, choco el puño con Jin y lo abrazo. Corrió hasta la entrada abriendo la puerta con su llaves —. Adiós abuelo — miro el retrato de Kazuya una última vez y salió subiendo al autobús de color amarillo.
— Bien tenemos trabajo que hacer.
La monegasca le sonrió a su pareja apoyando su mano sobre la suya, el término de beber su café y le devolvió la sonrisa.
— Si.
Tras la recuperación de Nathan empezaron con un nuevo proyecto, una nueva suciedad uniendo a los vampiros aportándoles ayuda y curando a los demonios a través de una medicina creada por Alisa y Lee.
— Hola — Saludo con timidez a Yoshimitsu una vez entro a Violet System en busca de su amigo de cabellos blancos. Se había separado de Jin que estaba a cargo de la construcción de nuevas casas para los vampiros, en cambio ella se encargará de los negocios de Rochefort Enterprise y la Zaibatzu, era mucho trabajo el cual la mantenía alejada de su familia, ocupada y muy exhausta, tenían tantas cosas de las que encargarse desde su regreso.
El hombre de armadura guardo el silencio, así que prefirió no seguir insistiendo en saludar y continúo con su búsqueda, era muy típico que no hable con nadie más a excepción de Alisa y muy rara vez con Lee.
Entro a la sala de ingeniería genética y área médica en donde vio a Alisa dando brincos de alegría tomando una aguja para inyectar la medicina a un demonio desconocido.
— Alisa, hola — La miro curiosa.
— ¡Lili! — Exclamó inyectando la aguja en el brazo de su paciente que reprimió un grito haciéndose el fuerte.
Ríe suavemente cubriendo sus labios al ver la escena, por la puerta entra Lars que la saluda con un pequeño abrazo.
— ¿Por qué tan feliz? — Cuestionó interesada en la razón de la enorme sonrisa en el rostro de Alisa.
