Decidí renunciar a Miranda y dejé que Derek la tuviera sin dar batalla todos los días para que comiera a gusto con su pandilla. No quería dar motivos innecesarios para que me persiguieran chicos violentos con sus motos mientras lanzaban sus ladridos.
Se escuchaban a kilómetros sus voces, era muy fácil esquivarlos por las calles.
Aunque el pueblo tenía muchos caminitos y zonas sin salida ya me había familiarizado lo suficiente el primer mes para no perderme.
Miranda me visitó y trajo un tupper. Me había traído comida. Me conmovió mucho el gesto, le di un besito en la mejilla y lo puse de inmediato en el microondas que había dejado el fallecido en mi casa.
-Darek está intratable -suspiró irritada -he intentado convencerle de que no eres una potencial acosadora pero es como si hablara con una cucaracha. Me esquiva y sigue a lo suyo. Intenté convencer a Sam, que es como su segundo, pero a los demás como él solo le importa haber vuelto a mi cafetería para vaciar mi alacena.
Que Miranda criticara su comportamiento me hizo sentir mejor. Saqué la comida y comí en la pequeña cocina sorbiendo por la nariz. La cocina de Miranda era un regalo de los cielos.
Miranda vio cómo terminaba el último bocado con pena.
-¿Sabes? Hay días que las chicas y yo programamos clases de cocina, claro que yo soy la maestra. Si te animas, te lo recomiendo. Aquí, si no sabes cocinar solo puedes venir a mi cafetería o comer los bocadillos de Lucy, los demás puestos de comida son para estómagos de cemento -me alertó.
Me quedé en shock por la oferta.
-Odio cocinar -dije sin tapujos -además, sospecho que es mi enemigo natural.
Miranda arqueó una ceja.
-La abuela Sandra siempre decía que uno debía saber alimentarse por sí mismo por si acaso. Ayuda a sentirse realizado.
Arrugué la cara.
-Lo dices porque amas la cocina -señalé mis papeles de investigación -además no tengo tiempo para cocinar para mí, este trabajo de esclavos me quita todo mi tiempo.
Miranda se levantó con una pequeña sonrisa.
-Aun así, deberías venir. No solo cocinamos, hablamos de nuestras cosas. Es una buena oportunidad de hacer amigas. Todas son geniales. Además, como se han enterado del chisme de Darek está deseando criticarlo contigo.
Me rei de buena gana.
-Con su fuerza tal vez consigamos la custodia compartida -le sonreí -además tu cafetería me ayuda a concentrarme para leer los informes. No es justo que Amery te tenga todos los días de la semana.
Era cierto, el local era acogedor y el murmullo constante ayudaba a la concentración.
Miranda salió y yo la acompañé, devolviéndole el tupper.
-Entonces está hecho.
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-¿Qué te ha hecho el pobre pollo?
El comentario fue dicho por mi compañera de al lado pero todas la escucharon y empezaron a reírse.
Yo alcé el cuchillo.
-Estoy entrenando para cuando me encuentre a Darek Amery -me burlé de la situación -este amor es de tipo posesivo y tóxico. Hay que hacer bien los deberes.
Todas se rieron.
-¡Realmente cree que estás loca por él! -Julia se acercó batiendo huevos -mi novio me dijo que siempre le avisan por teléfono cuando te ven para no tener que encontrarte por la calle de casualidad.
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La sombra del Alfa
WerewolfXaria decide mudarse al pueblo de Halemt, lugar de nacimiento de la abuela que nunca conoció. Se decidió tras leer sus diarios y comprender que ambas tenía un don para ver cosas que los demás no podían ver. Sin embargo, hay cosas que es mejor no ver...