Parte 24

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Arnold estaba encantado de tenerme en la casa y aceptó mi estadía como si fuera lo más normal del mundo. En cambio, Marina no lo iba a dejar estar sin recibir explicaciones.

Dejó un tiempo hasta que me recuperara del llanto en silencio, oculta entre las sábanas.

Luego se sentó a mi lado.

-Tienes que contarme lo que ha pasado, ¿Somos amigas, verdad?

La miré con profundo dolor.

-Es una locura, no puedo hablar de ello.

Me dejó en paz los siguientes días sin presionarme. A la misma hora de la mañana y al anochecer tocaban la puerta de Marina. Sabía que era Darek y me escondía entre las sábanas.

Marina contestaba las preguntas y cerraba de nuevo la puerta.

-Xaria, ¿Qué pasó? Darek se ve como si hubiera hecho algo imperdonable.

Pasaron unas horas cuando pude contarlo.

Marina escuchó en silencio.

-Ya veo. Así que el tema Edevane y Amery llega a ese punto de obsesión -me miró -¿Te enfadó que Darek crea que tú quieres eso? ¿Estar con los dos?

Lloré de nuevo y ella me abrazó.

-Es peor. Soy un monstruo -me aferré a ella -Darek tiene razón quiero estar... -no pude decirlo en voz alta, la vergüenza que sentía era demasiado insoportable, mi pecho crujía -tengo que irme de Hamlet, no puedo hacerles eso. Siento asco de mi misma.

-Calma, calma -me pidió Marina -ahora estás con los nervios destrozados. Tu situación es muy especial, no puedes compararlo con las relaciones normales de los demás. Hasta yo me doy cuenta que es muy diferente, es algo como mágico los que os rodea -siguió -buscas respuestas y piensa con tranquilidad, Rose Amery puede serte de ayuda por lo que has contado, por ejemplo a aclarar un poco tus dudas.

Me calmé un poco. Recordé lo que dijo Kerr. Si me iba no sería capaz de controlarse y me seguiría donde fuera y los dejaría a los demás luchando con los wendigos sin su ayuda.

No podía hacerlo aunque quisiera huir. Pensé en los chicos heridos por culpa de mis acciones egoístas.

Marina consiguió calmarme lo suficiente para que dejara de llorar de forma incontrolable pero no salí de su casa. Marina me trajo ropa de mi casa. Le pedí perdón por las molestias pero ella le restó importancia.

-Es normal que todas las chicas vengan a mi casa a quedarse cuando tienen problemas amorosos. Julia se pasó aquí todo el fin de semana cuando lo dejó con Robin.

Me acurruqué junto a ella, viendo películas de comedia.

Estuve una semana completa sin salir. Además, no tenía trabajo que ocupara mis pensamientos. Mi jefe admitió que la familia del desaparecido se lo tomó muy mal mi fracaso y me acusaron de estafadora. Empezaron a esparcir las críticas sobre su experiencia hacia la lista de espera de la gente que quería mi ayuda. Ahora los clientes estaban indecisos de pedirme ayuda. Mi jefe dijo que esperara a que la situación se enfriara y me cedió "vacaciones" adicionales mientras apagaba el incendio.

Joel y Robin hacían los turnos de vigilancia en el porche de Marina, eran los más encantados con la situación porque siempre había comida lista para ellos. Marina les pasaba un montón de comida por la ventana cuando ellos se negaban a entrar todos los días al comedor.

-Que tímidos son -dijo Marina pero lo encontró tierno en vez de extraño.

Darek seguía llamando dos veces al día a la puerta, por la mañana y por la tarde pero Marina seguía negando con la cabeza.

La sombra del Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora