Parte 5

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Darek Amery. Según los cotilleos del pueblo, las mujeres de mi familia habían perdido la cabeza por los hombres de ese apellido pero nunca hubo un final feliz.

Leí los diarios de mi abuela pero en ninguna página aparecía el apellido Amery.

Era demasiado evidente que mi abuela había vetado el nombre y se había guardado sus pensamientos para sí misma, por si los diarios los leyera otra persona.

¿Tan vergonzoso era que te gustara un Amery? No me parecía tan grave, era normal que te gustara alguien y escribirlo en tu diario. Aunque es verdad es que muchos diarios se estropearon así que me quedaría con la duda si escribió algo en sus últimos años.

Miranda me ofreció chocolate caliente y nos sentamos en su porche mirando las estrellas, en Hamlet parecía diamantes puros. Era una de las numerosas ventajas de vivir en ese lugar.

La belleza de la naturaleza te dejaba sin aliento. Podría quedarme mirando durante hora esas estrellas que parecían pintadas e irreales de los grandes que se veían.

Ninguna de las dos quería quedarse sola.

-¿Entonces ese tal Darek cree que podría suceder el cliché? ¿Tiene miedo que lo acose? -dije soplando antes de tomar un sorbo.

Miranda se rió, imaginándose la escena de persecución. Yo con una red de caza atormentado a Derek Amery mientras huía indefenso de mi locura de amor.

-Siempre se ha mostrado tan genial y seguro de sí mismo. Nunca hubiera pensado que temía este día. Lo curioso es que no debería tener tanto miedo. De hecho, nada. Hay cero probabilidades de que tú vayas a molestarlo.

-¿Por qué? -sonreí con ironía -no sabes como me comporto cuando estoy enamorada. Quizás ya estoy ideando un plan para perseguirlo por todo el pueblo. Soy buena rastreando debido a mi trabajo.

Miranda negó con la cabeza. Parecía saber perfectamente el tipo de persona que era yo. Y me había calificado en el equipo de las mujeres que no creían en el amor a primera vista. De las mujeres que evitan cualquier compromiso. Sus ojos me mostraron cuán decepcionada estaba de mí por eso.

-No es un Amery completo -me explicó -fue hijo de la segunda esposa. Su hermano mayor es el que debería de temer más que el cliché del enamoramiento. Primos lejanos o hermanastros nunca se han relacionado con las Edevane. O eso creo.

Me burlé de la aclaración. Era como si ese cliché tuviera reglas y condiciones a seguir. Tampoco me gustó que Miranda creyera ciegamente sobre el bucle del amor de nuestros apellidos.

-Entonces yo también me he escapado -me señalé, noté alivio a pesar de que no creía en eso -Mi abuela estuvo con un hombre que no era de este pueblo y mi madre también.

Miranda no parecía estar de acuerdo conmigo.

-Te daría la razón pero es que te pareces tanto a tus antepasadas...Darek no se parece en nada a los Amery, él se parece a su madre. Los Amery son rubios o de pelo castaño claro y tienen los ojos verdes, no azules. Es la oveja negra de esa familia -sonrió -es bastante egocéntrico pensar que podrías perder la cabeza por él. Las Edevane las vuelve locas los rubios no los morenos.

Miré mi taza vacía, recordé mi primer amor. No estaba de acuerdo con Miranda.

-Su hermano mayor...

-Kerr. Kerr Amery -tosió -rubio y ojos verdes.

Ignoré el último detalle.

-¿También cree en esto? No puedo acosar a dos hombres al mismo tiempo. Pronto tendré que volver al trabajo.

Miranda se quedó pensativa tras darme golpecitos en la cabeza por mi tono burlón.

-No lo conozco mucho. Viene una vez cada dos semanas pero nunca aparece por mi restaurante. Tiene una cabaña en el bosque, desde que se murió su novia por un ataque de un oso no le apetece estar con nadie.

Hizo un gesto de dolor. Osos. Otra vez. Era como si fuera la única causa de muerte en aquel pueblo.

-¿Reciente?

-Fue hace seis años -Miranda se le humedecieron los ojos -aún recuerdo sus gritos de dolor cuando se lo contaron cuando volvió del trabajo. Pensamos que nunca dejaría de gritar...los niños se asustaron mucho.

Decidimos dejar de hablar cosas tristes y hablamos de historias divertidas del pueblo. Como el día que desaparecieron un montón de calcetines y los niños se metieron en un gran lío.

La sombra del Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora