Otra vez vetaron a Kerr a que viniera a visitarme a casa. Sabía que había sido grave de verdad. El enfado de la pandilla (los mayores) era total, incluso Sam estaba muy disgustado con él. Robin me contó que habían discutido hasta la madrugada.
En mi opinión, Tony había exagerado en describir nuestra discusión pero solo creyeron en su testimonio como si mi palabra no fuera de fiar.
Era normal que las personas discutieran cuando no estaban de acuerdo en algo y que se levantara un poco el tono, sin embargo, ellos lo vieron como un crimen que me tratara con dureza aunque fuera solo con palabras. Recordé cómo me apodaba Robin, 'princesa'.
Realmente me trataban como tal, como si fuera demasiado delicada para enfretarme a las cosas normales de la vida. Me ofendí un poco, aunque tuvieran la excusa de la conexión conmigo y pecaban de sobreproctetores; era estúpido pensar así de mí. Mi trabajo era una prueba suficiente para saber que podía aguantar bastante la crudeza del mundo donde vivía y que no me hacía castillos en el aire.
Me peiné el cabello con aburrimiento por la mañana mirando todo el rato el móvil que estaba a mi lado en el tocador. Bueno, a pesar del veto, nadie podía impedirme recibir llamadas de él. Darek le había pasado mi número de teléfono para que nos hiciera menos duro la separación obligatoria.
Darek, antes de irse de mi casa en plena madrugada para ir a la cordillera; dijo que seguramente la pandilla quitaría el veto cuando consiguieran por fin deshacerse del cambiaforma. Era lo que le hacía estar más hipersensibles con respecto a mí. Así que cuando se esfumara el peligro mayor, ya se calmarian lo suficiente para que Kerr pudiera volver a verme.
Temí la llamada de Kerr del día siguiente de los hechos nocturnos. Y a la vez guardaba una ligera esperanza de que me gritara enfadado. Sentía que me lo merecía. Que gritara al no estar de acuerdo con eso y decidiera cortar por lo sano. Estaría encantada de tener un motivo para alejarme y no hacerles daño a pesar del amor que sentía por ellos.
No me los merecía, ese era el estado actual de mi corazón. No podía aceptar que alguien como yo pudiera merecerlos.
La voz de Kerr era normal cuando me llamó por la mañana.
-No sabes lo difícil que será aguantarlo en estos días de caza-noté, sorprendida, como sonreía a través del teléfono -es insoportable. Maldito con suerte. Que envidia le tengo en este momento.
-¿Tú estás bien? ¿No te sientes triste? ¿No te duele? -le pregunté con cuidado -Sé sincero.
Kerr suspiró y soltó el aire de sus pulmones.
-Reconozco que el veto me pone de mal humor. Tengo ganas de romperle el cuello a Sam cuando tenemos que hacer los turnos juntos, a pesar de que lo hace por tu bien. Pero sé que te refieres a...nosotros...los tres. Créeme de verdad: aparte de la envidia, no me importa lo que hagáis en vuestra intimidad -me sonrojé, por todo lo que embarcaba esa connotación -Darek ya te lo ha explicado, sería diferente si fuera otro hombre. Como ese Liam...
-Ay, no -me quejé -¿Qué tienen que ver él en todo esto? No entiendo que lo metas en esta conversación.
-Si por ejemplo viniera -recalcó con molestia -, arrepentido por haberte rechazado y te pidiera una segunda oportunidad, no podría controlarme para lanzarlo por un barranco de Hamlet. Ese desgraciado ya ha tenido su oportunidad y la desaprovechó para que ahora venga llorando queriendo robarnos lo que es nuestro por derecho-me habló con voz sombría.
Nunca lo había escuchado tan posesivo. Tuve que esperar un momento para responderle con un tono de regaño en vez de poner una voz amorosa como realmente quería.
-Tu imaginación es terrible -suspiré -Liam no haría eso. El otro día me contó que piensa pedirle matrimonio a su novia.Es muy guapa y tiene los mismos intereses. Preveo que va hacer un buen matrimonio feliz.
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La sombra del Alfa
Manusia SerigalaXaria decide mudarse al pueblo de Halemt, lugar de nacimiento de la abuela que nunca conoció. Se decidió tras leer sus diarios y comprender que ambas tenía un don para ver cosas que los demás no podían ver. Sin embargo, hay cosas que es mejor no ver...