Parte 22

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Llegamos a la cafetería. Me sorprendí verlos sentados sin bebidas ni comida en la mesa, apenas vieron a Darek los estómagos gruñeron al unísono.

-Perdón -alzó una mano Darek pero sin sentir culpa.

Todos arquearon las cejas ofendidos.

Me asomé en la cocina para saludar a Marina y tomar un café a su lado.

-Me enteré de lo de Julia -le dije en susurros.

Marina empezó a encender las sartenes nada más ver a Darek que le dio la señal de aprobación.

-No queríamos decírtelo para no estropearte el día -me confesó -está bien, ya llevaba semanas con la idea de romper con él. Aceptó un trabajo en Whitelie y solo vendrá los fines de semana. Me parece una buena decisión. Aquí no hay buenos hombres para una larga relación.

-¿Y Robin cómo está? Yo no lo conozco así que no puedo saber si finge que no le importa.

Marina lo miró de reojo.

El chico estaba bostezando, era el que más parecía necesitar una buena dosis de sueño todo el tiempo. Todos los demás estaban alborotados esperando el desayuno.

-Sé que no le importa -dijo con un tono leve de rencor-. Se lo advertí a Julia. Robin siempre acepta cuando una chica pide ser su novia. Como si alguien le pidiera prestado un lápiz. Nada sin importancia. Creo que es uno de los que más han tenido novias dentro de la pandilla. Aunque el récord lo tiene Darek, encabezando la lista -comentó, compasiva de mi situación.

Contuve el aire.

-Así son las cosas.

-Si, al menos tuvo la oportunidad de estar con él y quitarse las dudas si hubiera funcionado o no -removió la masa de tortitas.

Yo la miré con curiosidad.

-¿Nunca le pediste salir a Sam? Una cita, o algo...

Marina se rió.

-Imposible, sé que me rechazará. Te lo dije, odia a las chicas como yo. Las que se ríen de todo. Sensible y gritona.

-Quizás...

-No -me miró con cariño -Xaria, no estoy ciega. Sus ojos me ven como si fuera una piedra cualquiera. No hay nada parecido al cariño. Quiero que alguien que me mire como Darek te mira. Aunque tenga que esperar diez años para encontrarlo.

La abracé por detrás.

-Tienes razón, no te mereces menos. El hombre que elijas será muy afortunado por tenerte.

-Ya lo creo -señaló los sartenes -mi cocina es digna de dioses, es lo que me dices siempre.

Cuando volví a la mesa de los chicos. Sam se levantó para darme el sitio del medio, Darek se había ido a fuera para contestar una llamada. Caminaba de un lado a otro, a veces daba vueltas sobre sí mismo como si bailara un baile improvisado. Se reía escuchando a la persona.

Sam me intimidaba mucho así que no pude negarme; aunque prefería estar en la esquina. Me senté en medio de él y Robin. La conversación con Marina hizo que me sintiera muy decepcionada de ellos y que estuviera incómoda con ese puesto.

No parecieron notar mi irritación, se asomaron con curiosidad a mi pila de papeles. Incluso Robin se apoyó en mi hombro con naturalidad para leer por encima. Ofendida, sacudí el hombro pero él no sintió el rechazo y se acomodó de nuevo.

Sam revisaba mi cuaderno de notas.

-Parece un caso complicado -comentó con interés. Pasó su brazo detrás de mi asiento.

La sombra del Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora