Parte 28

132 13 0
                                    

Sam le llamó la atención al ver cómo me jalaba lejos de ellos. El único que podía levantarle la voz sin sufrir las consecuencias.

-Tenemos trabajo, deja tus juegos pervertidos para más tarde.

Su mirada me indicaba que no quería que estuviéramos a solas bajo ninguna circunstancia. Estaba alarmado.

Darek mejoró su postura y adoptó una mirada autoritaria, pareció aumentar de tamaño y señaló con la barbilla, un gesto peligroso, como si ya estuviera harto de tonterías.

-Todos, marchaos -su voz sonó potente, a líder que no admitía réplica -Ya.

Incluso yo noté el peso y la fuerza en su actitud. Nadie pudo protestar. Los jóvenes fueron los primeros en irse, sin ningún problema, haciendo eses con sus motos.

Robin, bostezó, sin darle importancia; recibió una llamada por teléfono antes de irse con la moto. Parecía que ya tenía otra novia, la voz femenina le exigía su paradero. Robin le dijo con un escueto "en el trabajo" y le colgó sin recibir respuesta. Me escandalicé, Julia realmente fue una santa al aguantar tanto tiempo esa actitud tan dejada en la relación.

Kylian lo dejó estar en actitud zen y se marchó en la moto, y eso concluyó cualquier intento de rebelión. Solo no se marchó Joel, el encargado de llevarme a casa.

Darek lo miró y Joel se rindió en el acto. Se apeó en el todoterreno para esperarme ahí.

Sam era el que estaba más contrariado, tuvo que mentalizarse mucho para poder irse en paz sin dar pelea. Darek siguió mirándolo con atención hasta que se perdió por el horizonte.

-Esto me costará una pequeña traición -Darek sonrió -me pregunto qué estará pensando Sam para beneficiar a Kerr.

Me arrastró adentro con prisas. Cuando estuvimos a solas de verdad me estampó con suavidad contra la pared, apoyando los brazos encima de mi cabeza. Me miró fijamente. Los ojos me parecieron hielo derretido, jadeé en voz baja.

-Tenemos que retomar la conversación que no pudimos terminar-me dijo con cuidado, prestando atención a mis gestos para saber si estaba de acuerdo.

Lo miré con timidez, indefensa.

Me acarició la mejilla.

-Kerr me contó sobre la llamada que tuvieron -me previno.

Asentí, me lo esperaba. Era obvio que habían llegado a un acuerdo de contárselo todo en lo referente a mi.

-¿Sigues queriendo no tocarnos? ¿Vas a obligarte a reprimirte? No veo que puedas lograrlo -su voz no sonó a burla, parecía preocupado por mi -a nosotros nos duele, tú sentirás lo mismo. No tiene sentido esconderlo.

Cerré los ojos, con gesto de dolor.

Me alzó y rodeé mis piernas alrededor de su cintura mientras me cargaba. Me llevó hasta la encimera de mármol de la cocina, colocándome en ella. Siguió entre mis piernas y se inclinó, pegándose a mí todo lo que podía.

-Lo tengo todo en contra -admití -pero me esforzaré hasta lo último de mis fuerzas para no hacer...algo indebido.

-¿Por qué? -exigió, nada contento de mi decisión.

Para él no tenía ningún sentido. No podía comprenderlo aunque hacía mucho esfuerzo en hacerlo.

-Lujuria -dije con tristeza -no quiero ser presa de ella, quiero sentir algo verdadero. Algo sano. Algo que no me avergüence. Sé que a muchas personas no les parece grave y hasta lo buscan de buena gana en sus parejas pero yo no puedo. Sufriría. No me veo capaz de aguantar lo que supone. No soy como mi bisabuela y no creo que pueda llegar a serlo.

La sombra del Alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora