Sentía que llevaba vagando en una especie de niebla espesa que no podía escapar. Pero tras mucho tiempo vagando a ciegas, logré escapar de ella. Me incorporé, asustada; recordando todo y esperando que Kain siguiera a mi lado en aquel cobertizo. Sin embargo, estaba en una habitación muy diferente. Todo cuanto miraba era de madera de diferentes tipos, inclusos los muebles estaban casi todos hechos en su totalidad de ella. Me senté en la gran cama, serena; reconociendo la cabaña de Kerr a pesar de que nunca había estado.
Me di cuenta de los vendajes de las manos y que había sido cambiada de ropa, tenía una camisa de hombre, la olí, era de Kerr. También tenía vendajes en las rodillas, hice un gesto de dolor al doblarlas y recordé las caídas y los tropiezos por el bosque.
Vi una cabeza dormida al filo de la cama, durmiendo de rodillas apoyándose en ella. Miré curiosa, era Kylian. Estaba dormido profundamente. Se notaba lo cansado que estaba porque mis ruidos eran suficiente para despertarlo por sus sentidos agudos pero no lo hizo.
Observé la habitación. Kerr dormía en un sillón al lado de la cabecera. Alguien le había puesto una manta. Y Darek dormía en el suelo, apoyado en la pared con el cuello en una mala posición. Salí de la cama y al momento tuve que cojear por el dolor de mi tobillo derecho. A pesar del ruido ninguno se despertó. Salí de la habitación, sin fiarme de que fueran reales, aun asustada de que fuera un sueño y que me despertara Kain para seguir torturándome mentalmente.
Al salir, me encontré a Sam y a Joel sentados en silencio en la mesa del comedor. Se voltearon y se levantaron de inmediato al verme.
—¿Qué haces de pie? —me regañaron.
—Tengo sed —dije.
Pero en realidad quería preguntarles si eran reales. No podía creer que siguiera con vida, no tenía sentido haber escapado con vida de aquel bosque lleno de wendigos.
—De todas formas, te toca la medicina —Joel sacó un jarabe espeso que tenía toda la pinta de estar muy amargo —por poco te da neumonía.
Notaba una leve fiebre y las defensas bajas. Tomé el remedio obediente y me dejaron que bebiera toda el agua que quisiera.
Algunos de la pandilla dormían en la sala tirados en el suelo, tapados con cualquier cosa que pudieron conseguir. Pero Rey estaba despierto jugando con el móvil. Se acercó con curiosidad hacia mí pero retrocedió, asqueado.
—¡Uf! Hueles fatal —se tapó la nariz —que asco.
Me olí pero para mí solo olía a tierra.
—¿Si me baño dejaré de oler mal? —le pregunté a Sam.
—Puedes hacerlo después. Hay que limpiarse muy bien y tirar las ropas que utilizaste, pero ahora estás débil, déjalo para más tarde.
Al ver a Rey se sentía como una tortura pero Joel me arrastró de nuevo a la habitación. Me metió en la cama y me arropó.
—Descansa, ya estás a salvo.
—Tengo miedo de despertarme de este sueño —le confesé a mi hermano.
Joel sonrió con cierta tristeza. Tenía unas ojeras terribles por no haber dormido nada. Le pasé un dedo por ellas pero no pude quitarlas con un simple gesto como aquel.
—No es un sueño, estás a salvo—repitió —has vuelto a casa.
—¿De verdad?
—Si, estás ahora a salvo. Has vuelto con tu familia.
Caí inconsciente aun sosteniendo la mano de mi hermano.
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La sombra del Alfa
WerewolfXaria decide mudarse al pueblo de Halemt, lugar de nacimiento de la abuela que nunca conoció. Se decidió tras leer sus diarios y comprender que ambas tenía un don para ver cosas que los demás no podían ver. Sin embargo, hay cosas que es mejor no ver...