Capítulo 34

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Dejas que Kise coja tu mano y te dirija lentamente hacia el salón. No se gira en ningún momento, camina de espaldas para poder mirarte. Tú sonríes y agachas la cabeza para levantarla a los pocos segundos. Te da vergüenza, ya sabes que él ya te ha visto bailar, pero  aquello fue una excepción. No es que bailes mal, es solo que te cuesta mucho soltarte, tus movimientos no son muy fluidos que digamos. Te aprendes las coreografías de memoria, repites los pasos precisamente pero sin sentimiento, no sabes a qué se refieren cuando dicen que sientas la música, que dejes que esa sea la que te guíe, no tu cabeza. Eres demasiado racional como para entender algo así, mantienes siempre tus sentimientos bajo control.

Kise te sonríe al llegar al salón y después pasea la mirada por la estancia en busca de algo.

-¿Y el equipo de música?

-No tengo.

-Ah...bueno, en ese caso el móvil nos servirá.

-Es tarde Kise, los vecinos podrían quejarse...

-Entonces baila sin música, es más difícil, pero no creo que eso sea un inconveniente para ti.

-¿Estás loco? Me da vergüenza.

-¿Entonces cómo has bailado durante todo este tiempo?

-Fácil, bailo delante de gente que no me conoce, entonces es más sencillo, además, yo soy de las que están atrás, no es que la gente se fije mucho en mí que digamos.

-Imagínate que yo no estoy aquí.

-Eso es imposible, tu pelo brilla más que una bombilla.

-¡Entonces no me mires!-Dice Kise riendo.

-Sabes que eso no es posible, cuando estás cerca no puedo dejar de mirarte.

-Es bueno saber que no me pasa solo a mi...-Susurra Kise y deposita un ligero beso en tus labios.-Pero aun así quiero que bailes, hazlo por mí.

-Baila conmigo.

-Yo no se me los pasos, además, si bailo contigo no podré mirarte todo lo que quiera.

-Esa es la cuestión, que no me mires.

-Tienes que acostumbrarte a que te mire _____-cchi ya que ahora mismo yo solo tengo ojos para ti.

-Deja de decir esas cosas, es vergonzoso.-Dices mientras apartas la mirada.

-Solo digo la verdad, además, tú has dicho algo parecido antes, no puedes quejarte.

-Tranquilo no volveré a decirlo.

-Ehhhhhh? ¡¡Eres mala ____-cchi!!.-Dice el rubio mientras hace un puchero.-En compensación tendrás que bailar para mí.

Suspiras, te alejas de Kise y te colocas delante de él. Cierras los ojos, respiras profundamente y empiezas a mover tu cuerpo lentamente, más lento de lo que deberías ya que el baile original lleva un ritmo más rápido, pero te da igual, tienes que mentalizarte de que vas a bailar para él, ya que estás segura de que no va a dejarte en paz hasta que lo hagas.

La canción empieza a sonar en tu cabeza, reproduces mentalmente el orden de los movimientos y los realizas con precisión. Oyes como Kise empieza a caminar por el cuarto hasta colocarse detrás de ti y coloca sus manos en tu cintura.

-Podrías mover las caderas un poco más...lo harías más sensual y quedaría más natural, estás demasiado rígida...-Susurra en tu oído y tú dejas que sus manos te guíen.

Kise pasea las manos por tu cuerpo hasta llegar a tus brazos, te agarra las muñecas y mueve tus extremidades con delicadeza, levanta tus brazos y después los va bajando poco a poco, pegándolos a tu cuerpo de forma que tus manos  van rozando tu cuerpo mientras descienden.

-Mueve la cabeza de un lado a otro.

Obedeces su orden y comienzas a girar la cabeza a la izquierda y después a la derecha. Kise vuelve a alejarse de ti y oyes como se sienta en el suelo.

Abres los ojos para asegurarte de que te está mirando. Ahí están, esos ojos del color del oro viejo que te miran intensamente, como si quisiera desnudarte con la mirada. Te ruborizas pero sigues bailando. Sigues sus consejos y empiezas a mover las caderas de un lado a otro mientras te agachas lentamente para luego volver a subir. Comienzas a inventarte pasos y saltarte otros, lo único que quieres es que Kise te siga mirando, quieres que le guste lo que ve, quieres provocarlo. No sabes cuándo te has acostumbrado a su mirada, a lo mejor siempre has querido que él te mirase así, quizás será que hace mucho que tú te fijaste en él, podría ser que aunque asegurabas odiarlo aunque realmente Kise siempre te había atraído, te había atraído porque él era todo lo contrario a ti.

Bajas las manos lentamente por tu cuerpo, pero esta vez a la hora de subirlas arrastras la camiseta dejando al descubierto parte de tu vientre y luego aflojas la presión sobre ésta dejándola así caer de nuevo.

Kise se levanta de golpe y te empuja hacia atrás haciendo que pierdas el equilibrio y te caigas de culo en el suelo. El rubio te coge los hombros y empuja hacia atrás haciendo que te tumbes. Te dejas hacer mientras pasas los brazos por sus hombros y juntas las manos en su nuca. Kise pega sus labios a los tuyos con urgencia. Él invade tu boca incluso antes de que a ti te dé tiempo a abrirla lo suficiente como para sacar tu lengua.  Le muerdes la lengua como reprimenda y lo obligas a rebajar el ritmo, lo que quieres ahora mismo es un beso dulce y lento, no uno pasional y urgente. Comienzas a marcar el ritmo, moviendo tu lengua lentamente sobre la suya, acariciando su nuca mientras que lo atraes hacia ti. Kise te complace y aminora la presión de su boca sobre la tuya, saca la lengua de tu boca y comienza a mover sus labios lentamente sobre los tuyos, acariciando tu labio inferior con su lengua para después succionarlo.  Una de sus manos se posa sobre tu mejilla mientras que la otra se encuentra en el suelo aguantando su peso para que este no caiga sobre ti.

Os pasáis un buen rato en el suelo, con las piernas entrelazadas y vuestras bocas en una lucha constante. Cuando finalmente decidís separaros ambos tenéis la respiración agitada a causa de la falta de aire, los corazones desbocados y los labios hinchados y pegajosos a causa de la saliva.

Kise se levanta y te coge en brazos como si fueras una princesa, sube las escaleras y tú le indicas cuál es tu cuarto, entráis y os metéis en la cama. Te acurrucas contra su cuerpo y hundes la cabeza en su pecho, aspiras fuertemente para conseguir sentir su aroma y lo abrazas. Kise te obliga a girarte y tú lo haces de mala gana ya que así no puedes estar tan cerca de él como querrías, pero todas tus protestas desaparecen de tu cabeza cuando sientes el pecho de Kise pegado a tu espalda,  su vientre contra la parte baja de tu espalda, vuestras piernas entrelazadas, su nariz a la altura de tu nuca y sus brazos a tu alrededor  estrechándote con fuerza.

-Buenas noches Ryouta.-Susurras.

-Buenas noches ____-cchi.

Notas un ligero beso en tu nuca y tu corazón se derrite.


KnB y tú.// Kise Ryouta x Reader.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora