5. Tercer combate

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Narra Dante

El día había pasado como si nada, lo cual es raro siendo que hemos estado metidos aquí en el instituto, aunque supongo que no fui el que peor la pasó, Anya estuvo en modo zombie en todas las clases, entre Taylor y yo tuvimos que estar pendientes de que no se quedara dormida y he de decir que no siempre lo logramos, es increíble lo pesado que tiene el sueño, aunque siendo una murciélago puede ser hasta lógico diría yo, como era de esperarse algunos maestros se dieron cuenta del constante ida y vuelta de Anya entre un plácido sueño y prestar atención a la lección del día, así que se llevó varios regaños, fuera de eso todo había marchado bastante bien, no nos dejaron ninguna tarea ni nada por el estilo, lo cual era un milagro que había que agradecer. Nos encontrábamos fuera del instituto todavía sin un rumbo fijo.

-Fue un día bastante relajado ¿no creen?

-Para nada, no pude aguantar el sueño y sigo sin poder hacerlo -dijo Anya un poco amargada- Solo quiero llegar a casa y lanzarme a mi cama y que un nuevo día llegue.

-Igual no tienes de otra ya que te castigaron -mencionó Taylor-

-Gracias, no hacía falta que me lo recordaras.

-Todavía no puedo creer el imán de problemas que es esta parada de buses, literal solo atrae engendros.

-¿Qué pasa? ¿Ustedes dos se han puesto de acuerdo para amargarme el día aún más?

-Oye, tranquila, no lo dije con esa intención, simplemente era un pensamiento que me vino a la mente.

-Pues busca pensamientos más agradables en tu mente, Dante, no tengo humor para recordar ese momento tan horrible.

-Yo diría que no tienes humor para nada en absoluto.

-Bien, veo que lo entendiste, te tomó un poco más de tiempo pero al menos ya estamos en la misma sintonía.

-Joder, veo que no dormir bien te sienta peor que al resto.

-Culpa a mi fisionomía, humano, creí que el café que me tomé en la mañana sería suficiente.

-O el que te tomaste en la hora del almuerzo.

-Ni siquiera me sirvió para aguantar las últimas clases -procedió a restregarse la cara por el sueño- Por favor, que se acabe este día.

-Tranquila, no te desesperes niña, ya pronto llegará tu autobús, para mientras Dante y yo podríamos ver adónde vamos o qué coño hacemos con el resto de la tarde que nos queda.

-¿No deberías ir buscando camino a tu casa también, Taylor?

-Nah, no tengo ganas de llegar a casa todavía.

-Típico.

-Oye, no seas aburrido, suficiente tuve con la señorita dormilona como para que vengas tú a matar la diversión.

-¡Oye! -exclamó Anya- No es mi culpa.

-Lo sé, tranquila, solo bromeo, pero si, necesito diversión, rápido Dante, piensa en algo.

-No sé, desde que llegué he querido ir a un lugar de arcades o maquinitas para jugar ¿Conoces alguno?

-De hecho sí, hay uno cerca de aquí a unos 10 minutos caminando, eso si, se llena bastante como es lógico.

-Da igual, la diversión de calidad siempre es aquella que te hace esperar.

-No sabía que te gustaban las arcades.

-¿Bromeas? Cuando era un niño y vivía en Japón iba con mi padre todo el tiempo, el me enseñó todo lo que sé, jugábamos Street Fighter, KOF, Marvel vs Capcom, Capcom vs SNK, Tekken, Darkstalkers, y demás sagas de videojuegos.

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