6. Mesa para seis

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Narra Dante

Un nuevo día había dado comienzo, me encontraba ya de camino al instituto mientras tenía una llamada con mi amiga Glorland, obviamente tenía que ponerla un poco al tanto de las cosas que habían pasado últimamente.

-¿En serio los derrotaste a todos? -preguntó mi amiga-

-Pues sí, sabes que al menos eso si se me da bien jajaja.

-Sí, al menos en algo no eres un inútil.

-Mira quien lo dice, la que de no ser porque existen los microondas y la comida congelada se moriría de hambre.

-Cállate que si sé cómo cocinar.

-Si a preparar huevos tóxicos y carne quemada le llamas cocinar pues eres la Gordon Ramsay mujer.

-¿Tan temprano y ya estás así de insoportable?

-Sigo tu ejemplo.

-Haces que me arrepienta de ir a verte hoy.

-Nah, yo sé que no solo quieres venir por mí, sino por Devin.

-¿Hablas del perrote que te ganó en las maquinitas?

-Me ganó uno de 3 combates.

-Pero te pateó el trasero, es lo que me importa.

-Joder, ¿Desde cuándo tengo un grupo de haters?

-Tu reputación te precede.

-¿Eso es algo bueno o algo malo?

-Tú dime, por algo tienes un grupo de haters.

-Sé que como buenas haters me aman en el fondo.

-¿Ya se quejaron de tu enorme ego?

-Si, y así como contigo me dio igual, no renunciaré a mi carisma natural.

-Pufffff, en fin.

-Algo me dice que te llevarás bien con las chicas.

-Puede ser, pero mi prioridad será ese pitbull.

-Oye, relaja la raja mujer, lo vas a espantar.

-Si es un perro listo caerá rendido a mis pies para el final de la velada de esta noche.

-Ya te dije, no seas una intensa, debes causarle una buena primera impresión.

-No te preocupes, mis encantos lo seducirán.

-O lo ahuyentarán.

-Deja de salarme coño.

-Es increíble como tu odio a los furries es selectivo y cambia según te convenga.

-Mi odio mis reglas.

-En fin, ya casi llego al instituto, te veo esta noche, ¿vale?

-Claro, cuídate, adiós mejoro.

-Adiós mejora.

Colgué la llamada y me adentré en el instituto, todo iba acorde a la costumbre, furries por doquier charlando, bromeando, riendo, algunos haciendo trabajos, tareas, entre otras cosas, algunos hasta estaban jugando en sus computadoras o en sus celulares, lo típico. 

En un instante ya me encontraba en mi salón, a la vez que entré pude ver a mis dos amigas sentadas en sus lugares de siempre dejando el asiento en medio de ellas para mí, inmediatamente me acerqué y me dispuse a sentarme en el asiento libre en cuestión.

Instituto FurryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora