Narra Dante
Y así como si nada ya era Lunes de nuevo, con todo lo del almuerzo con los padres de Anya de ayer no tuve chance de pensar en otra cosa que no fuera esa, obvio no dejé a un lado mis estudios, pero estaría mintiendo si dijera que esa comida no rondaba mi cabeza a cada rato.
Gracias a mi madre, a Taylor y a la propia Anya que me dijo que todo había salido bien por fin estaba tranquilo con respecto al tema, pero seguía pensando en los siguientes pasos en mi plan para que los padres de Anya me dieran el permiso para ser el novio de su hija, pero bueno, tiempo al tiempo.
Iba ya de camino hacia el instituto, y como ya era costumbre, recibí una llamada de mi mejor amiga para darle mi "reporte semanal".
—Y básicamente eso fue todo lo que me pasó.
—Wow, al menos todo terminó bien para ti —habló mi amiga del otro lado de la llamada.
—Si, aunque la verdad estaba un poco preocupado —contesté mientras iba caminando por la acera.
—¿Por qué?
—Tenía miedo que no les fuera a caer bien.
—Relájate, ya hiciste lo más difícil, además de que era lo correcto, me alegro que no cometieras la estupidez de querer andar con Anya a escondidas.
—Descuida, sé perfectamente que eso hubiera salido pésimo para ambos.
—Genial, ya era hora de que fueras alguien maduro.
—Siempre he sido maduro —dije mientras arqueaba ligeramente mi ceja.
—Olvidas que te conozco como a la palma de mi mano, Dante.
—Y justamente por eso me sorprende que no sepas que yo siempre he sido maduro.
—Sisisi, tienes suerte que es muy temprano todavía, o estaría restregándote cosas de tu pasado justo ahora.
—¿Ya te he dicho que ese es uno de los hábitos más molestos que tienes?
—Sip, y como las veces anteriores me la ha sudado, lo seguiré haciendo igual.
—Encantadora. Por cierto ¿Cómo vas con Devin?
—Bien, seguimos en contacto, eso ha apaleado un poco el hecho de que vivamos en ciudades diferentes.
—Eso es bueno, la verdad creí que te costaría más aceptarlo.
—Igual yo, pero pues, que te digo, ese furro se ganó mi cariño.
—Jajaja trátalo bien por favor, es un buen tipo.
—Lo dices como si no tratara bien a todos a mi alrededor.
—Olvidas que te conozco como a la palma de mi mano, Glorland.
—Ja ja ja, gracioso, tranquilo, no me lo comeré.
—En todo caso el te comerá a ti.
—¡Dante! —gritó mi amiga por mi comentario.
—JAJAJA ups, pensé en voz alta —me reí fuertemente por su reacción.
—Si, ese es uno de los hábitos más molestos que tú tienes.
—Mira quién se está robando mis frases.
—Tú empezaste.
—Jajaja vale, te la paso.
—Bien. Y con lo de Anya, no la cagues, por favor.
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Instituto Furry
RandomEn un mundo donde se llevó a cabo una guerra como el mundo nunca había visto, donde los instintos más primarios del ser humano afloraron, donde dos especies luchaban por sobrevivir, muchas veces teniendo que dar hasta su propia vida para ello, y que...