37. Un plan nuestro

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Narra Anya

La verdad había salido a la luz, Dante es Anubis, el extraño vigilante nocturno de esta ciudad, que se había dedicado a atrapar criminales y ejercer justicia por mano propia, ese vigilante resultó ser mi novio.

Nos separamos, rompiendo el abrazo que nos unía a los 3, Dante alzó su mirada y nos vio a las dos.

—¿Están bien?

—Sí...estamos bien...todo fue...un plan nuestro, obvio no la parte de estos 3 malandros...solo la llamada, estábamos escondidas por allá.

—Ya veo...todo para descubrirme, imagino.

—Sí...así es...sé que tal vez no era algo de nuestra incumbencia, pero...con lo que pasó anoche, no pude dejar de pensar en eso y...no podía estar tranquila sin saber la verdad...

—No quería que se enteraran así...mucho menos que me vieran en esta situación.

—Oye...no hay nada de malo en... —pausé mientras veía a los lastres tirados en el suelo— ...esto, son escoria, además, muertos no están...y no es que me fuera a quejar en ese caso tampoco.

—Ni yo —intervino Taylor— Son criminales, no creas que no nos gustó ver como los hiciste puré.

—No es algo que disfrute particularmente —habló Dante— Simplemente lo tomo como un deber...una forma de ayudar a la sociedad desde mi lugar...y porque siento que es el llamado que tengo que cumplir.

—¿Llamado? ¿De quién? —pregunté.

—No lo entenderías...es difícil de explicar.

Lo observé bastante confundida, no sabía de qué clase de llamado estaba hablando, pero me daba curiosidad saber, aún así, no podía presionarlo, ya suficiente era que supiéramos su identidad secreta, pero si habíamos llegado tan lejos, teníamos que seguir y poder explorar más de Dante.

—Dante ¿Dónde está Rosé? —preguntó Taylor.

—Le dije que me esperara en el cine en lo que las buscaba, si quieren vayan con ella, nos reuniremos luego ¿Ok? No es prudente hablar aquí afuera.

—Pero...

—Sin peros, vayan con ella, esperen mi llamada.

Rápidamente, Dante se elevó, empezó a escalar los edificios y a saltar sobre ellos, perdiéndose en la oscuridad.

—Apenas y logré seguir sus movimientos...hay que preguntarle cómo carajos hace eso —dijo Taylor.

—Eso no es importante ahora, debemos irnos, Rosé debe estar angustiada.

—Tienes razón, vamos, no quiero que mi lobita se la pase angustiada más tiempo.

—Jajaja por eso te digo, diablos, vamos ya.

Nos fuimos caminando hacia el cine, nos tardamos unos cuantos minutos en llegar, hasta que por fin estábamos en el cine en cuestión, vimos a Rosé en el vestíbulo, estaba charlando con un chico.

—¿Qué carajos? —preguntó Taylor algo enfadada.

—Relájate, no saques conclusiones antes de tiempo.

—Lo que le voy a sacar son los dientes a ese imbécil si no se aparta de mi lobita.

—No hagas un numerito aquí, porfa, ya cálmate.

Nos acercamos y vimos a Rosé que cruzó mirada con nosotras, sin pensarlo dos veces, esta corrió hacia nosotras para abrazarnos, interrumpiendo la charla con ese chico.

—¡Chicas! ¡Por fin llegaron! ¡Estaba tan angustiada! —dijo la loba mientras nos apretaba fuertemente.

—T-Tranquila Rosé...e-estamos bien.

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