30. Uno nunca sabe

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Narra Dante

La tormenta seguía azotando, Anya, Taylor y Rosé estaban siendo atendidas en una habitación aparte dentro del refugio, especial para emergencias médicas, la única inconsciente era Anya, las demás habían recobrado la consciencia, los paramédicos designados en la reserva las estaban revisando, para cerciorarse de que estuvieran bien.

Conmigo no se demoraron tanto, al fin y al cabo, estaba en perfectas condiciones, solo con un poco de frío y cansancio, normal después del esfuerzo físico que hice, pero por lo demás estaba excelente.

Era obvio que estábamos castigados, Taylor y Rosé por haberse escapado y haber puesto en riesgo sus vidas, y Anya y yo por irnos sin autorización a buscarlas en lugar de avisar a las autoridades respectivas.

Supongo que es el riesgo que corrí al intentar hacer las cosas por mi cuenta, pero no podía permitirme ese lujo, sigo creyendo que lo mejor fue que yo me hiciera cargo, al final ellas están sanas y salvas.

Lo que si no vi venir fue que Anya saliera en busca de mí, ahí si que pudo haber pasado una tragedia mayor, no pienso recriminarle nada sobre eso, de todas formas, fue producto de que se preocupa por mí y mi bienestar, yo habría hecho lo mismo en su lugar.

Después de una hora aproximadamente, Anya había recuperado la consciencia, la reacción alérgica en Anya había desaparecido casi en su totalidad, Rosé no mostraba ninguna secuela o consecuencia grave por el momento, así que ella ya había abandonado la habitación, estaba afuera platicando con Taylor hablando con los médicos.

—Chicas ¿Cómo se sienten?

—M-Me siento bien...mejor que hace unos minutos... —respondió Anya— ¿T-Tú...estás bien?

—Claro que si mi amor, lo importante eres tú y las demás, estaba jodidamente preocupado.

—L-Lo siento...es que pasó tiempo y...no venías...en serio, perdón...

—Guarda tus energías, cariño, no estoy enojado ni nada, sé por qué lo hiciste, no pasa nada —dije mientras acariciaba su lindo rostro.

—¿C-Cómo las hallaste? Y-Yo no pude ver nada...la lluvia...no me dejaba.

—Me las arreglé como pude, estaban en la costa, habían caído al agua, tuve que llevarlas hasta la orilla para que estuvieran a salvo.

—¿N-Nadaste...con esta lluvia?

—No tuve opción, estaban a punto de ahogarse, hubiera llegado 10 segundos más tarde y no la cuentan.

—Eres increíble...nos salvaste a las 3...tú solo...

—Daría mi vida por protegerlas, sobre todo a ti, preciosa —le di un beso en la frente— No sé que sería de mí si llego a perderte.

—Ni lo pienses...hará falta más que esto...para alejarme de ti...

Acaricié suavemente su cabello, se veía cansada, normal después de sufrir una reacción alérgica tan severa.

—Tienes que reposar, la doctora dijo que tus vías respiratorias se habían inflamado y que combinado con el agua que tragaste de la lluvia te había dificultado el respirar, y que por eso habías quedado inconsciente.

—Malditos árboles...los odio...ojalá esos hubieran...recibido un rayo...

—Jaja, tienes razón, pero deja de pensar en eso, estás a salvo ahora.

—¿E-En serio no te pasó nada, Dante? E-Esa lluvia estaba horrible... ¿No sufriste ningún percance?

—Solo estoy cansado y con frío, es todo, son unas bellezas, pero ustedes pesan jajaja.

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