¿Alguna vez te has imaginado casado con alguien que nunca podrías soportar en tu vida?
Jisoo nunca se había imaginado eso tampoco, todo lo contrario. Se suponía que sería solo otra mañana normal, Jisoo se despertaría, desayunaría con su familia, lue...
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"Tengo miedo de calentarme en ti y no volver a huir del frío. Pero todavía hace frío. Así que si tiemblo no dice nada, sigue mirándome como si fuéramos del mismo platillo volador que nos trajo a este mundo de gente que no tiembla."
Después de la cena, subí a poner a Tae en la cama, pero estaba inquieto, no quería dormir antes de darle un beso a Lisa.
- Mami, llama a la mamá para que venga a darme un beso de buenas noches, por favor.
Implora con los ojos brillantes. ¿Cómo negarle algo? Si me mira con esos ojos tan hermosos y esta cara linda, ¿cómo? Es imposible.
- Está bien. - Estoy de acuerdo y sonríe, toma el chupete y se lo pone en la boca. Necesito empezar a enseñarle a dormir sin eso, ya es hora de que dejes caer el chupete. - Ya vuelvo.
Simplemente saluda y agarra al tigre de peluche que está en sus brazos. Me levanto del suelo y salgo de la habitación, la puerta de la habitación donde duerme Lisa está abierta, lo que significa que no está allí. Bajo las escaleras en busca de Lisa, nada de habitación, pienso en ir a su oficina pero al ver la luz de la cocina encendida deduzco que está allí.
— Lisa...
Me callo cuando me encuentro con esa escena, trago seco y me quedo en su lugar. Lisa está apoyada en uno de los mostradores de la cocina, lee algo en su teléfono móvil mientras come alguna fruta que está en la pequeña olla verde a su lado. Pero lo que me llamó la atención no es lo que está haciendo, sino la forma en que está vestida. Niego y sacudo la cabeza, tratando en vano de desviar la atención de sus piernas.
- Qué maldito susto. - La voz alarmada de Lisa me hace volver a mirar su cara, tiene una mano en la boca y los ojos un poco abiertos. - Lo siento, me has asustado, cariño.
Amor...
Incluso podría intentar pensar en algo más coherente, pero ¿por qué diablos sus piernas parecen tan atractivas? Por qué Lisa lleva esa camiseta, bata, no sé qué es. ¿Y por qué simplemente no puedo razonar o tener una reacción de no mirarla?
Lisa parece tener algún tipo de áurea sexual que te atrae como un imán. No es porque no recuerdo unos años de mi vida que dejé de apreciar la anatomía femenina, después de todo, siempre me gustó admirar a las chicas de la escuela. Y lo admito... Lisa siempre ha sido una de ellas. Aunque es molesta e idiota, Lisa siempre ha sido hermosa. Confieso.
- ¿O? ¿Todo bien? - Lisa se mete los dedos frente a mi cara, salta con el susto y casi caigo al suelo, pero Lisa me sostiene por los hombros. - ¿Sientes algo? Estás un poco pálida.
Su voz muestra preocupación, sacudo la cabeza negativamente. Lisa suelta mis hombros y da un paso atrás, manteniendo la mirada en mi cara, estudiándolo con precaución, como si estuviera asegurándose de que todo está realmente bien conmigo.
- Estoy bien, solo...
- ¿Quieres cereza? - Lisa me interrumpe, la miro y la veo coger la misma olla que vi antes. - Estos son dulces, como te gusta.
