Veintitrés

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"No me dejes, no puedo quedarme sin ti

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"No me dejes, no puedo quedarme sin ti.

Así que quédate conmigo y abrázame fuerte. Porque he construido mi mundo a tu alrededor."

Jennie se aseguró de dejarme en casa después de que recorrimos prácticamente todo el centro comercial. Si hay una cosa en la que no ha cambiado nada, es en gastar dinero. Jennie siempre ha desperdiciado dinero por ahí, no le importan las cuentas de su tarjeta de crédito. Ya soy lo contrario, no me gusta gastar mucho. No veo necesidad, pero cada uno con sus costumbres.

Creo que nunca, en esos veintiocho días, me sentí tan feliz de volver a casa. Mis pies están palpitando y ya no puedo soportar este enorme abrigo. Es de noche, las luces de mi casa están encendidas. No tengo ni idea de si Lisa ya está en casa o si todavía está en el estudio. Entro a la casa y pronto huelo a galletas de plátano con chocolate, son inconfundibles.

- Mamá ha llegado.

Tae grita desde el sofá en cuanto me ve en la puerta, abro una sonrisa, dejo que las bolsas caigan a mis pies y me baje para abrazarlo. Tae me agarra el cuello y aspiro su perfume, perfume que parece el de Lisa. Me levanto del suelo con el pequeño, le doy miles de besos en la mejilla, se ríe con los ojos cerrados.

- Te echo de menos, mi amor. - El abrazo más fuerte, sintiendo el calor de su cuerpo. No hay mejor sensación que abrazar a un hijo, es algo inexplicable. Un sentimiento tan fuerte que se asfixia. - ¿Está tu madre en casa?

- Fue a preparar chocolate caliente. - Responde cuando lo pongo en el suelo, ni siquiera me da tiempo para quitarme los tacones y ya salí tirando hacia la habitación. - Vamos a ver una película, ven a verla con nosotros.

En la mesa de centro veo una bandeja grande llena de galletas con gotas de chocolate. Uno de mis favoritos, imposible no reconocer el olor de lejos. Me siento en el sofá, Tae se sienta en mi regazo, de lado con la cabeza acostada en mi pecho.

- Y está listo... - Lisa aparece en la habitación y se sorprendió al verme allí. - ¿Has llegado ahora? Ni siquiera escuché el ruido de un coche afuera.

- Acabo de llegar. - Tae baja de mi regazo y va a la mesa de centro para recoger una de las tazas que trajo Lisa. - Tenga cuidado de no quemarse la lengua.

- Puedes dejarlo.

Dice y se sienta en el suelo al lado de la mesa de centro, con las piernas cruzadas en forma de indio. Vuelvo a mirar a Lisa que todavía está de pie, mirándome.

- ¿Qué fue?

- ¿Debería ser tan erótico que todo tan serio?

Abro los ojos al escucharla, Lisa gira la cabeza un poco de lado y sigue mirándome. Mi cara empieza a calentarse, mis mejillas deben ser del color de un chile. ¡Lisa abre una sonrisa, maldita sea! Entonces, ¿este es su juego?

STUPID WIFE - LisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora