Capitulo 12: Confusión

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Sábado a mediados de la mañana, un joven eslavo no podía concentrarse en sus clases por un tema que no lo había dejado dormir en toda la noche, la pequeña Omega, que había tratado con tanto cariño la última semana, le había mencionado que él era mucho mejor que su esposo.

Esas palabras lo dejaron más que impactado, sabía bien que el tricolor mexicano no era un buen esposo, pero ¿Qué tan mal marido debió ser como para que la omega pensara que él era mucho mejor?

Claro, no podía evitar tratarla diferente a todas las demás omegas que ha conocido en su vida, pero es que es diferente, la pequeña tiene apego ansioso, si no le recuerdan todo el tiempo que la aman, podría tener una depresión severa. Aunque a él no le correspondía dar todo el cariño que se merece.

Era justo, ese tipo de trato solo debería de darlo su esposo, eso es lo más lógico, sin embargo, ella lo único que recibía de él son mentiras y engaños ¿Cómo podía dejar que ella sufra por alguien que no la merece? Es su honor de caballero, aunque suene muy doble cara de su parte, ya que la semana pasada, un día antes de conocerla, se acostó con un par de omegas que ni se acordaba su nombre.

Era bien doble cara de su parte, pero no podía evitar no sentirse nervioso cuando se trataba de la pequeña... Más bien, ahora Su Pequeña, el mexicano no la quiere ¿Por qué no él hacerse cargo?

Bueno, por ese pensamiento terminó golpeándose él mismo ¿En qué diablos estaba pensando? ¿Él casarse con ella? ¿CASARSE? Lo ha jurado una y mil veces, desde niño, hasta la semana pasada, jamás se iba a enamorar y jamás se casaría, todas las omegas y Alphas que lo conocen, o por lo menos han hablado con él 5 minutos, saben de eso.

La única que no lo sabe es su pequeña Omega, esa pequeña que adora estar a su lado en todo momento, con la que más ha hablado, con la que ha dormido toda la noche por primera vez, la que anoche le había mencionado que quería cachorros con él, justamente ella, es la única que no sabe que él, no quiere ni casarse, ni formar una familia.

Estaba más que perdido.


¿Y a ti que te pasa?


Escuchó por detrás de él, su voz jamás la confundiría, era su delirio viviente.

¿Qué quieres Dinamarca? — escupió sus palabras ya bastante frustrado, su cerebro era todo un lío, y que alguien más lo venga a molestar, no era de su agrado.

No tienes por qué estar a la defensiva hermano, vamos, dime ¿Qué pasa en esa cabeza que tienes? Porque tu mirada invoca a mil demonios — soltó en una risa la danesa, a la vez que se sentaba al lado de su amigo — Ya hablando en serio ¿Qué te pasa? Toda esta semana has estado más que extraño

¿Tu crees?

Solo digo, además ¿Ya puedo preguntar? Me he estado aguantando toda la semana para esto, y justo hoy es más notorio que otros días

¿Qué cosa?

Amigo... — rio unos momentos levantándose de su asiento, al acercarse lo suficiente, le da unas palmadas en su hombro intentando consolarlo — Tengo que decirlo, hueles muchísimo a Omega, y no la de varias, sino la de una en específico, y ese olor va viniendo desde el martes, lo sé porque lo apunté

¿Qué? Yo-... ¿Huelo a ella?

Oh~ Así que si es una Omega~ ¡Dime todo! Anda cuéntame ¿Qué esperas? — agarró la silla contraria sentándose frente a su amigo, lo conocía desde hacía ya años, y él jamás tuvo algo con alguna omega, más bien, desde que descubrió ese dulce aroma en él, se emocionó bastante.

Alpha de 3 OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora