Alpha de 3 Omegas

Capítulo 63: Familia Parte 2

Pasado un rato, el pequeño se encontraba en la sala dibujando en la pequeña mesa de centro, su tía Usa le mencionó que sería entretenido para él hacer solo garabatos en la mesa, le dio algunos lápices de colores y lo dejó hacer lo que quisiera. Para el pequeño, le seguía pareciendo extraño como se comportaban con él, no sabía cómo explicarlo del todo, siempre pensaba que cada cosa que hacía, resultaba ser una pequeña prueba experimental, estaba acostumbrado a ello, y por eso, intentaba hacerlo lo más perfecto posible.

Así que, comenzó a dibujar a detalle la sala en donde se encontraba. Las sillas, la cosa negra rectangular en medio de la pared, lo que su tía le mencionó que era un florero, todavía tenía que seguir aprendiendo como se llamaban muchas cosas, por lo que, su tío México le mencionó que con cada cosa que dibujara, podía poner por debajo como se llamaba.

Un buen recordatorio para memorizarse todo ¿No? Mientras dibujaba, movió sus orejas de un lado a otro al escuchar como sus tíos hablaban en voz baja ¿Acaso no se habían percatado que él podía escuchar el aleteo de un ave a 50 metros a la redonda? No importaba que tanto susurraban, él podía escucharlo bien.

La charla de sus tíos al principio no le parecía interesante, sobre todo porque no entendía a qué se referían por un momento, pero se notaba que tenía preocupada a su tía, sobre todo porque parecía que quería llorar al respecto. Eso lo enojó un poco, su tía se veía tan feliz con ella y con su tío México ¿Por qué alguien le quitaría su felicidad? No era justo, no para él, y si alguien hacía sufrir a su tía, él haría sufrir a esa persona.

Siguió escuchando con cuidado la conversación de sus tíos hasta que otro ruido lo desconcentró, lo que parecían engranajes moviéndose, o, en otras palabras, el pistilo de la puerta ¿Quién más entraría al hogar de sus padres? Sabía que el lugar era muy grande, a diferencia de otras "casas", como le explicó su tío Canadá, esa era de las más grandes.

Con curiosidad, se levantó del suelo para acercarse a la puerta principal, si no era alguien agradable iba a golpearlo, o morderlo, no era la primera vez que hacía eso, y ya había matado a varios de los científicos que se habían intentado acercar a él. Sin embargo, cuando se abrió tan solo un poco la puerta, pudo oler por unos breves segundos la esencia de su madre, combinado con otros dos olores. No tenía sentido, su madre estaba junto a su padre, pero esto bastó como para calmarlo un poco, tanto así, que se petrificó un poco en su asiento al ver a alguien tan grande como su padre.

Un hombre muy alto, musculoso de camisa y pantalón negro, de tatuajes en sus brazos, cabello blanco y ojos azules, y se notaba por su mirada, que era un Alpha intimidante para cualquiera, hasta para él.

— ¿Mph...? Oye China, mira esto — soltando una ligera risa, el finlandés avanzó un par de pasos antes de agacharse en el suelo, colocándose en cuclillas— Mira que grata sorpresa tenemos aquí — con cuidado, alzó su mano logrando acariciar suavemente las orejas del pequeño cachorro de su hermanita — Eres igual a tu madre a tu edad

— Soy-... ¿Como mamá? — esto dejó desconcertado al pequeño, sabía que al igual que su madre, era el único que tenía esas orejas y cola desde su nacimiento, supo al momento que era algo hereditario, lo que no sabía, es que ese tipo conocía a su madre desde joven, todos a los que conoció la noche anterior, ni uno solo había mencionado aquello.

— ¿Qué quieres que vea? — mencionó el pelirrojo acercándose a la entrada principal junto a varias maletas, notando como su amigo acariciaba a aquel cachorro que le había mencionado en todo el camino, el cachorro de su pequeña, y vaya que lo dejó sorprendido con el parecido, es que eran iguales — Vaya... Es como regresar en el tiempo... Solo que, el pequeño tiene los ojos de su padre, lo arruinó un poco, pero es aceptable — al igual que su amigo, se acercó hasta el pequeño para sentarse a su lado, notando como este veía a ambos con curiosidad y algo de miedo — ¿Qué tiene? ¿Qué le pasa?