Capítulo 45: Datos 2

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Bolivia... —


La escena era curiosa, dentro de aquella gran sala se encontraba el padre inglés, junto a dos de sus hijos menores, el australiano y la pequeña malvinense, los tres, siendo protegidos por lo que parecía ser, una sirvienta de cabello rubio y corto, de ojos rojos, pequeña y omega. Que no dudaba en portar lo que parecía ser una espada, apuntando directamente a la cabeza del mexicano.

¿Mph? — al apartarse del Alpha, sus ojos rojos fríos y sin brillo alguno, se tornó de un suave verde esmeralda adorable — ¡Mex! — gritó con alegría antes de botar su espada a un lado, para saltar a los brazos del Alpha latino, el cual al instante la cargó con alegría, dándole vueltas al aire.

¡Boli! — gritó el mexicano con emoción al cargar a la pequeña omega, a la cual comenzó a dar vueltas en el aire realmente feliz, hasta el punto de que ambos comenzaron a sacaran sus feromonas realmente felices, hasta que el mexicano escuchó un grito de otro Alpha a un lado.

Oye, oye ¡Oye! — gritó con enojo el australiano mientras se levantaba de su asiento, caminando directamente para agarrar a la omega menor, sin embargo, antes de llegar a ella, el mexicano agarró su brazo con fuerza, impidiendo que se moviera.

No toques a mi hermana... 

¿Hermana...? ¿Tienes hermanos? 

Y ahí es donde te das cuenta, hermanita linda, que los hombres no te prestan la atención que tu requieres — bajó con cuidado a su pequeña hermanita dándole unas palmadas en su cabeza — Déjame adivinar, despistado, alto y fuerte, eres Australia ¿verdad? Y la menor de allá es Malvinas, no me equivoco ¿cierto? Usa 

Vaya, no creí que me estuvieras prestando atención... 

Siempre estoy atento a todo lo que mencionas Usa, además, estar contigo es más sencillo que estar atento a 12 hermanas menores con necesidades diferentes con requerimiento de atención 24/7 que siempre me han considerado como su padre ¿No es así? — acarició la cabeza de su pequeña hermanita, logrando causar un ligero ronroneo de su parte — Hacía mucho que no nos vemos hermanita ¿Cómo te va en tu misión? No has envenenado a nadie ¿O sí? 

Mph... ¿A alguien importante? No — se dejó acariciar unos momentos más antes de apartarse, agarrando aquella espada, o más bien katana, que había dejado a un lado hacía unos momentos atrás, antes de abrazar a su hermano mayor — Pero siempre estoy preparada por si ocurre un accidente, por cierto ¿Por qué es que estás aquí? 

Estamos en la misma misión, la que ese sujeto de allá nos contrató, por cierto ¿Te ha estado tratando bien? ¿Y por qué esa ropa? — se acercó a uno de los muebles junto a la americana, preguntándole con la mirada para ver si quería hablar con su padre a solas, cosa, que ella no aceptó — ¿Usa? 

Le mandé un mensaje a mi hermano Canadá, vendrá en 10 minutos, prefiero hablar de esto con todos mis hermanos presentes 

De acuerdo, lo que tú quieras haremos, no es problema alguno — acarició con delicadeza la mejilla de la omega antes de voltear nuevamente a ver a su hermana, que sin ser nada disimulada, les había tomado una foto a ambos, sin flash, pero se notaba en su sonrisa que eso hacía precisamente — Así que... ¿Esa ropa por qué? 

Ah- El señor de la casa dijo que no podía ser de intercambio, así que me mandó como sirvienta para fingir trabajar aquí ¿Te gusta el traje? — alzó un poco su larga falda para darse una vuelta completa, pero al volver a ver a su hermano, notó como él no estaba nada feliz por aquello — ¿Nii-sama? 

Alpha de 3 OmegasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora