Alpha de 3 Omegas

Capitulo 2: Bienvenida

Después de todo el pequeño embrollo ocurrido el día anterior, ya siendo pleno día lunes en la tarde, los mayores caminaban de regreso a la mansión bastante curiosos por lo que podría pasar. Ayer no pudieron limpiar del todo ya que Onu les había mandado a hacer algunos encargos y una que otra tarea.

Estaban agotados, el estudio combinado con el trabajo de medio tiempo los tenía muertos del agotamiento, y encima llegar a su casa a limpiar y pedir algo a domicilio como la novena pizza de la semana, les estaba hartando por completo. Ser adulto era demasiado complicado, y eso que vivían todos juntos a la mansión del director de la universidad, prácticamente la tenían fácil, y aún así, no podían ni con su vida.

— Ya no quiero seguir... Estoy tan cansada que mis ojeras tienen ojeras — replicó la americana mientras se apoyaba en el hombro del alemán, el cual detuvo su caminar dando un fuerte bostezo — No hagas eso que también quiero dormir —

— Levantarse 5 de la mañana para trabajar, estudiar y de nuevo ir a trabajar, esto es asqueroso, no puedo ni con mi vida — soltó el alemán también harto de toda su situación.

— Créanme, si vuelvo a ver una rebanada de pizza en mi vida, me voy a volver loco... — y el ruso no estaba bromeando, los últimos días solo era pizza, pizza, y más pizza. Ellos sabían cocinar algunas cosas, pero no tenían ni el tiempo, ni las ganas.

— Y encima, tenemos que limpiar el desastre que dejamos la fiesta del fin de semana, a veces me encantaría no festejar para ahorrarme la limpieza — soltó en un pesado suspiro el kazajo agarrando la perilla de la puerta, estaba mucho más que cansado, ya no podría seguir con su vida — Lo único que quiero ahora es echarme y dormir... —

Al abrir la puerta, tal y como soltó en sus plegarias, fue tacleado por el pequeño cuerpo de la guatemalteca hasta caer al suelo, siendo recibido por un gran abrazo por su parte, sorprendiendo a los europeos y americana.

— ¡¡Bienvenido!! — soltó la latina realmente feliz, antes de ver que, en realidad, no se trataba del mexicano, sino que, estaba sentada en el regazo del kazajo — No eres Mex... Oh~... — y como si el pequeño solecito se hubiera ocultado detrás una gran tormenta, se levantó del suelo regresando adentro, donde volvió a sentarse en el suelo, esperando otra vez, a su alpha tricolor.

— Mala, no seas cruel con ellos, al igual que Mex, ellos estudian y trabajan todo el día, están cansados de todo y todos — respondió la peruana sentada en el sofá, al verlos, solo dejó su libro a un lado levantándose del sofá, para encaminarse a la cocina en silencio.

— Guatemala, ellos son igual que Mex — respondió el chileno mientras se levantaba con dificultad, pues su pie aún seguía con una venda, la cual le seguía doliendo un poco — Bienvenidos, seguro están muy cansados —

— Esperen- ¿Son como Mex? Entonces... ¡Sean Bienvenidos! — soltó la menor de los tres con una amplia y dulce sonrisa, soltando ligeras feromonas dulces con un suave aroma a vainilla para ellos, mientras abrazaba a cada uno por unos segundos.

— Us-... Ustedes... — comenzó a señalar la americana realmente sorprendida, no podía ser cierto ¡Esa mañana todo el lugar era un completo desastre! Y ahora, no dejaba de relucir de limpio ¡Hasta las luces estaban como nuevas! Y eso que ya casi se estaba por caer ese enorme candelabro — Ustedes lo arreglaron todo... —

— Ah ¿Esto? Perú es una maniática de la limpieza, adora que todo esté ordenado y limpio, lo bueno es que no tiene TOC con respecto a la limpieza, pero siempre le gusta que esté limpio para invitados, a pesar de que no hayan invitados, cosas de ella, se acostumbrarán — se acercó hasta la pequeña blanquiceleste comenzando a apartarla un poco del ruso, que parecía un tanto incomodo por ese abrazo — Que Per te permita darles algo de cariño, no significa que los ahogues a todos ¿Sabes? Mex te soporta porque eres la menor, pero no te pases con los demás —